Tierra X Alfa

Reseña del cómic “Tierra X Alfa”, de Alex Ross y Jim Krueger

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No son pocas las veces que me han recomendado Tierra X. Tienes que leer Tierra X. Es un cómic titánico, con una narración homérica, que reescribe la mitología Marvel para hablar de lo terrenal y lo celestial. La mayoría de veces con una emoción desmesurada. ¡Es una obra de arte, algo nunca visto! Y yo no podía más que pensar que eran dados a la hipérbole. Y es que, pensaba yo, todo cómic, en cierto modo, es una obra imprescindible para algún lector. Y entonces Panini Cómics publica en su colección Marvel Omnibus Tierra X Alfa, un volumen colosal que recopila Tierra X y Universo X, los dos arcos argumentales de una trilogía que acabaría cerrándose en Paraíso X. La edición además de ser enorme (de esas que se leen mejor con atril) no escatima en los detalles: cubierta y sobrecubierta de lujo, punto de lectura de hilo y un buen puñado de material adicional que incluye el sketchbook original en el que Alex Ross basaría la obra. Una edición única y exclusiva que obliga a rascarse el bolsillo (demasiado y de forma desmesurada, convirtiendo el cómic en producto de lujo) pero que vale la pena por todo lo que contiene y por su calidad.

Antes de entrar al trapo, porque hay mucha tela que cortar, creo que es necesario contextualizar. Tierra X antes de convertirse en un cómic fue un puñado de bocetos. Sí, todos los cómics lo son, pero es que Tierra X iba a ser simplemente eso: un puñado de bocetos para la revista sobre cómics Wizard. El encargado del proyecto era Alex Ross y la premisa era que imaginara a los superhéroes Marvel en un futuro lejano. En un principio Ross dibujo lo típico: héroes entrados en carnes, viejos y con una carrera que había llegado a su epílogo. Pero poco a poco, y con ayuda de Jim Krueger, fue añadiendo texto, un porqué, cierta profundidad, un sentido a aquellas vidas que alcanzaban su crepúsculo. Antes de que se dieran cuenta tenían una trama, una historia que contar. Entonces Marvel, que hacía tiempo que buscaba que Alex Ross trabajara en un nuevo proyecto, le dio el visto bueno. En esta ocasión Alex Ross, y a diferencia de otras obras en las que se ha ocupado del dibujo en su totalidad, solo dibujaría las portadas para dedicarse completamente, junto con Jim Krueger, del guion así como de controlar cada aspecto artístico de una obra que se mostraría cada vez más compleja y ambiciosa.

La premisa de Tierra X es tan sencilla que ni siquiera deja entrever al lector el aluvión de ideas, conceptos o toda la superficie mitológica marveliana que llega a cubrir. Debido a un virus o una plaga (algo que en la trama se desarrolla hasta un punto insospechado) todos los humanos han desarrollado habilidades especiales. El que no vuela, tiene súper fuerza y quien no tiene súper velocidad es capaz de escalar edificios con las manos desnudas. Y mientras toda la humanidad hace uso de sus poderes como le place, los superhéroes de siempre, ahora envejecidos y descubriéndose en muchos casos obsoletos, intentan poner orden en sus vidas así como en una Tierra en la que el caos y la distopía más pura se extienden como una enfermedad. Así pues, nos encontraremos con un Capitán América calvo, cargado de años y cicatrices, y que todavía cree en la democracia, luchando contra la entidad extraterrestre Hydra que poco a poco, y mediante control mental, va tomando toda la ciudad. Peter Parker, cargando con varios kilos de más y un puñado de canas, ha decidido retirarse y dejar el tema de la responsabilidad en manos de otros. Reed Richards, escondido en el castillo de Doctor Muerte y enfundado en el traje del villano, trata de hallar una cura para la humanidad mientras se refugia de sus propias tragedias. Y en la lejanía se oyen ecos y rumores que hablan de un villano que ha vuelto para dominar a todo el mundo, aunque es probable que solo sea una pieza más de algo todavía más grande. Al principio estos serán algunos (de los muchos, muchísimos) personajes de Tierra X de los cuales se irá desgranando su presente (o futuro lejano del universo Marvel) y que se mostrarán como más relevantes para tomar el peso de la narración. Para dar mayor profundidad a cada una de esas figuras clave, así como para ahondar en su mitología y que poco a poco se irá expandiendo más y más, Ross y Krueger utilizan unos textos de apoyo a la vieja usanza, como en los cómics clásicos, con la diferencia de que esos textos no solamente explican los orígenes de los héroes, sino que también sirven para crear un debate repleto de profundas reflexiones. En Tierra X Uatu (vigilante de la Tierra y supuestamente imparcial en sus decisiones) y el androide X-51 son los encargados de ver pasado y presente, de relatar lo que ocurrió y de narrar lo que está ocurriendo. De esta manera descubriremos como tras los orígenes de muchos héroes las historias divergen para mostrarnos un What if repleto de conspiraciones que poco a poco va encajando piezas, puntualizando en cada acto de cada personaje de una forma realista y haciendo que paulatinamente las acciones de villanos y héroes cobren sentido en un entramado narrativo que va de menos a más hasta alcanzar un clímax cósmico.

Universo X empieza justo donde acaba Tierra X. Si la primera mini serie de la trilogía apostaba más por la conspiranoia y la forma en la que mueven los hilos ciertos poderes fácticos para que todo encaje a su gusto, en su continuación la confrontación más pura entre bien y mal toman el relevo. El lápiz de Doug Braithwaite, incisivo y dado a lo espectacular, tomaría el relevo del impresionante y repleto de claroscuros dibujo de John Paul Leon, ambos apoyados en las inestimables tintas de Bill Reinhold o el color de Matt Hollingsworth y Melissa Edwards. Universo X entra en territorio casi bíblico con un capitán Mar-Vell convertido en un mesías que busca salvar a la humanidad de un nuevo mal que en un principio resulta indefinido. Lo mágico y lo místico toman mayor relevancia, llevando al lector a los mismísimos infiernos de la mano del Doctor Extraño o a lo más puramente terrenal mediante Adam Warlock. Ángeles y demonios toman las páginas del cómic, metafórica y literalmente, para indagar en la redención, en el perdón y en el amor. Pesquisas que son también analizadas meticulosamente mediante los diálogos de ciertos personajes, formando una simbiosis natural con la historia, y que ocurren en los apéndices de cada capítulo. Al final, y dejándome demasiadas cosas por explicar, solamente puedo resumir todo lo escrito en un único consejo: tenéis que leer Tierra X Alfa, pues es un cómic titánico, con una narración homérica, que reescribe y reinventa la mitología Marvel para hablar de lo terrenal, lo celestial, lo humano y lo heroico.

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