Troya

Reseña del libro «Troya», de Stephen Fry

Troya

¡Ah, Troya! ¿Por dónde empiezo a meter mano a tan jugoso material? Tengo tantas opciones que igual me decido por hacer un conglomerado frankensteiniano y ¡que arda Troya!

Me gusta la mitología. Ya lo he dicho alguna vez. La adoro. Sobre todo la griega y la nórdica. Son una pasada. Las dos. Y cada vez que profundizo algo más en ellas, en la griega principalmente, me asombro de lo poco, de lo poquísimo, que conozco realmente de ellas. Cada vez aparecen más nombres, más hijos o nietos o tataranietos de dioses o de héroes… Joder, menuda cabeza tenían que tener los antiguos para recordar semejante mejunje de nombres y parentelas… Me di cuenta al leer el Mythos, de este mismo autor (que ya me diréis qué le costaba a Anagrama traducirlo por Mitos si después traduce al castellano su continuación como Héroes y no lo deja como el original Heroes, o este Troya en lugar del original Troy…) y volveré a ser consciente cuando aborde el mencionado Héroes, que ya sé que estoy tardando. El conocimiento de este hombre, Stephen Fry, sobre todos estos temas es inconmensurable.

Pero venga, va, vayamos al grano. El propio Fry avisa en su nota introductoria que no es necesario haber leído los dos anteriores libros, Mythos y Héroes, para leer este. También avisa de que no es preciso recordar todos los nombres, lugares ni ramas genealógicas para entender esta lectura tan apasionante. Menos mal… (aunque en realidad, no es para tanto, no hace falta ni dibujar un croquis, palabrita).

Antes de nada un aviso de mi parte. Hace años intenté leer la Iliada, el poema de Homero (para los no iniciados, he de decir que a Troya también se la conocía por Ilión). No pude con semejante catálogo de embarcaciones y listado de personajes y abandoné su lectura. Me pareció un auténtico coñazo. (Sí que vi la peli de Wolfgang Petersen de 2004, con Brad Pitt haciendo de Aquiles —me descojoné cuando grita eso de « ¡Héctor!, ¡Héctor!, ¡Héctor!») No es el caso de este Troya. Lo del coñazo, digo. Para nada. Me he ventilado las 326 páginas en dos días. Apasionante, insisto y me quedo puñeteramente corto.

Bien. La película deja al margen muchas curiosidades que el bien documentado actor que es el autor, no ha querido pasar por alto. Por ejemplo: ¿Sabíais que antes de la destrucción de Troya, con lo del caballo y todo eso, Troya ya fue destruida por Hércules? Sí, sí. Fry nos cuenta de manera amena los orígenes de la ciudad y cómo Hércules mató a todo dios de palacio salvo a una guapa princesa y a su jovencísimo hermano, Podarcles, que con el tiempo se convertiría en Príamo, el rey de Troya. ¿Y por qué haría Hércules algo así? ¿Es que le dio otro ataque de locura como ya le ocurrió en el pasado razón por la que le fueron impuestos los doce trabajos famosos? Pues no fue por eso. Fue porque el rey Laomedonte se negó a pagarle por haberse cargado a un monstruo marino. Un monstruo que a su vez fue un regalito como castigo por no haber pagado a los dioses Apolo y Poseidon tras haber construido las murallas y torres de Troya. Sí, en aquellos tiempos era normal contratar a dioses para según que tareas… Laomedonte, cual Espinosa de los Monteros, se negó a pagar tanto a Hércules como a dioses y finalmente acabó pagando pero con su vida…

Tampoco nos cuentan en la peli la historia del detestable Paris y creo que tampoco aparece el juramento de todos los candidatos a la mano de Helena, ni que Casandra, la profetisa que ignorada por todos, era hija de Príamo y Hécuba…

¿Y qué me decís de la flota? La más grande flota que se haya visto nunca. Eso sí que aparece, pero parece que es una respuesta inmediata al rapto de Helena cuando realmente pasaron unos ocho años (¡¡ocho años!!) desde que Helena es raptada hasta que las naves zarpan.

¿Y Odiseo? Yo que le tenía por un tío salado, majete, ingenioso, despierto, astuto, espabilado. En un pedestal estaba y resulta que en algún momento llegó a ser más perro que el de los Baskerville. Joder, joder, qué desilusión, Ulises, tío… Si hasta tenías una serie de dibus y yo tenía un muñequito tuyo (con un traje así del espacio y tal)…

¿Y? ¿Y? ¿Y?

Detalles, detalles en abundancia. Ahí es donde está el diablo dicen.

Si queréis saber la historia de Troya, el asedio, todas las pequeñas y grandes historias (que son muchas y divertidas), el papel de los dioses, las estratagemas de Odiseo, las profecías, la armadura de Aquiles, la suerte de Troya, en definitiva, si queréis saber la emocionante narración de una confrontación que duró ni más ni menos que diez años, y queréis que se os cuente de una manera entretenida, incluso a veces humorística, bien documentada y contrastada, no podéis obviar la lectura de este magnífico libro que es Troya. Incluso aunque no os guste la mitología, joder, es una historia con una trama acojonante.

Cierra el autor el libro con un apéndice en el que trata de aclarar lo que es mito y lo que es realidad, si es que algo de lo que aquí se cuenta ocurrió realmente, y un listado de dioses, monstruos, griegos, troyanos y pueblos aliados.

Supongo que Fry no parará aquí y me pregunto qué será lo siguiente: ¿la Eneida, o lo que es lo mismo, la fundación de Roma por parte de Eneas tras huir de Troya, o la Odisea, el viaje de vuelta de Ulises/Odiseo a Ítaca, que le costó otros diez años realizar? Me inclino por el segundo.

En cualquier caso, sea cual sea, será digno de leerse y será igual de putísima madre que este.

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