Reseña del libro “Algo ha pasado”, de Joseph Heller

Algo ha pasado

Llevo años (joder, llevo décadas) persiguiendo como un absurdo y torpe Ahab eso que llaman (y que ya me planteo si existe) La Gran Novela Americana.

Hasta ahora, todas las que he leído (muchas) podrían serlo. Y todas, y supongo que justamente por ese mismo motivo, han quedado descartadas de dicha clasificación hasta que encuentre La Única y Verdadera.

Rodrigo Fresán define en el prólogo a esta segunda novela de Joseph Heller, de sugerente título (Algo ha pasado), como La Gran Novela Americana de La Familia y la Oficina. Y me vale. Pues, dada mi infructuosa búsqueda, un complemento circunstancial como este puede servir para aliviar (en parte) dicha frustración.

(Porque, y aunque soy un tipo persistente, de todo se cansa uno).

(Y porque esta es, una Gran Novela Americana)

Además: la familia y el trabajo. ¡Ay… esos dos supositorios…!

Efectivamente, Joseph Heller escribe en 1974 esta Gran Novela [americana] (otra más, tras la aclamada Trampa 22) donde los asuntos familiares y laborales son como dos ojos de buey por donde el lector puede ver desde fuera (y así auto flagelarse con total libertad) los años de crecimiento y madurez de esa bonita clase media a la que pertenecimos. Esa clase media (hoy ya destruida) que triunfaba (o eso pensaba). Con su coche familiar, sus vacaciones, su puesto ejecutivo de postín y su chalet residencial con chimenea (y lleno a rebosar de pastillas para poder dormir).

Como gran representante de esa sociedad consumista, moralista y cosmopolita de la periferia residencial de las grandes ciudades estadounidenses, tenemos al bueno de Bob Slocum. Slocum es un personaje fabuloso. Y punto. Aunque Slocum también de mucha pena. Y mucho asco. Pero, como suele ocurrir con tipos así, Slocum nos produce una enorme ternura. Porque Bob Slocum colecciona todas y cada una de las esperpénticas y ridículas máscaras de próspera felicidad que nos solemos colocar para protegernos de no sabemos muy bien qué los que formamos parte de este circo vertiginoso, enfermizo y deshumanizado que es el mundo actual.

Y si no, saque usted sus propias conclusiones.

La novela, ya sabe, se titula Algo ha pasado. (Un fantástico y acertado título que pone, ya desde el principio, el dedo en la llaga).

Algo ha pasado, sí. Pero, ¿QUÉ?

Como podrá adivinar, ni Slocum (ni usted, ni yo, ni nadie) sabemos muy bien qué coño ha pasado.

Pero, efectivamente, algo ha pasado.

*(Al final de la novela pasa algo. Algo terrible, por cierto. Algo que podría justificarlo todo. Pero no. Al menos, para mí no. Ese algo que ha pasado viene de atrás. No ocurre al final. Ese algo que ha pasado, en realidad ya viene pasando y no entendemos por qué pero seguirá pasando).

El caso es que el amigo Slocum aspira a un ascenso en la empresa. ¡Ya está bien, Slocum, ya está bien! Media vida tragando mierda, ¿eh? Vaya, vaya, con el madurito Slocum, pronto será el jefe de no sé qué departamento y tal. Slocum está casado pero desea y detesta a su esposa a partes iguales. Por eso cuenta con una larga de lista de mujeres (generalmente prostitutas) con las que descarga su ansiedad vital en cualquier hotel de ciudad (o en el picadero que le presta algún compañero igual de mujeriego y cabrón que él).

(Imagínese esta caverna de testosterona enmoquetada)

(Y hablando mal de su país, seguro).

(Jajajajajaja).

(Perdón)

El caso es que, además, la relación con su hija adolescente (que hoy equivaldría a una influencer experta en el diseño de uñas con temática manga) es un completo desastre, y teme que ocurra lo mismo con su hijo pequeño, cada vez más antisocial y “rarito”. Después está el tercero de los hijos, Derek, que nació con una severa discapacidad y necesita todo tipo de cuidados. Todos en la familia lo ven como una carga emocional insoportable (y además lo expresan sin reparo).

Slocum, además de ser votante del partido republicano es un jodido racista, un machista recalcitrante y un puto amargado (sin ánimo de querer yo relacionar una cosa con la otra, o puede que también). El caso es que vive constantemente enfadado y esa vida es la ridícula caricatura del hombre de éxito moderno cuyo afán no es otro que el de avanzar, siempre hacia adelante, signifique eso lo que signifique.

Pero lo que le pasa a Slocum es otra cosa.

Y usted lo averiguará enseguida, ya verá.

Por tanto, utilizando para ello la única y atormentada voz del propio Slocum en un largo y minucioso (ojo que son más de 600 páginas) pero también ácido y paranoico monólogo interior, y salpicando con suficiencia la verborrea mental de Bob con vertiginosos e hilarantes diálogos familiares y de despacho, Algo ha pasado es, definitivamente, una novela fabulosa. Una profunda (y satírica hasta decir basta) reflexión sobre el infame objetivo de esta vida capitalista nuestra, si es que existe tal cosa. Un fresco (fresquísimo, melancólico, terrible y lleno de esperpento) de los males que asolan las cabezas de los hombres y mujeres que pagamos religiosamente la hipoteca y nos ponemos (a veces) un poco de colonia cara. Un ejemplo, sobre todo, de hacia dónde nos conduce esta deshumanizada vida, esta barbarie de cuentas corrientes y televisores de plasma (de mierda).

Pero, sobre todo, es una especie de luz.

O una alerta.

Una llamada y un grito desde lo lejos.

Algo ha pasado es, y si me lo permite Fresán (y si no me da exactamente igual), La Gran Novela Americana del Miedo y Las Pastillas Para Dormir.

Y es fabulosa. Pero eso ya lo he dicho.

Pero no pasa nada.

Pronto es Navidad (en El Corte Inglés).

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