Desértica

Reseña del libro “Desértica”, de Alba Quintas Garciandia

Desértica

Siempre me han fascinado las leyendas, y Desértica, de Alba Quintas Garciandia, me ha evocado a ellas. Parecía como si la autora me estuviera narrando esta historia al calor de la lumbre, por lo que la lectura me ha transmitido un halo mágico y acogedor desde la primera página.

Desértica cuenta el amor entre la Reina Muerte y Álvaro de Sidonia, el Forastero, un hombre de una belleza y una malicia inigualables, y cómo esa pasión provoca que las tierras en las que habitan queden maldecidas por una sequía sin fin.

Desesperados, los Félix, una familia de grandes contratistas y pasado de duelistas, se unen al general Torrijos, el célebre militar símbolo de la lucha contra la tiranía, y a su esposa, Luisa Sáenz. Todos buscan acabar con el amante de la Reina Muerte, unos porque creen que es la única manera de que la tierra sane y los otros porque consideran que así conseguirán un gobierno más justo, donde el poder no pueda hacer y deshacer a su antojo. Hasta la Santa Compaña decidirá intervenir en esta misión a vida o muerte.

No sé si estoy en lo cierto, pero esta mezcla entre fantasía y realidad la he visto como una metáfora sobre el choque entre la superstición y el progresismo, porque esa misión que no parece de este mundo tiene un trasfondo muy terrenal.

Si algo destaca en Desértica es la pluma de Alba Quintas Garciandia. Cada frase rezuma poesía. Si bien la tendencia a la rima —tal vez con el objetivo de recordarnos a las leyendas de antaño— me ha saturado un poco y no he acabado de entender los saltos entre narración en presente y narración en pasado, su estilo en líneas generales me ha gustado mucho.

Además, ha sido una sorpresa inesperada que esta historia con toques de realismo mágico tenga como protagonistas a personajes reales como el mencionado general Torrijos. Según Alba Quintas Garciandia, al contemplar El fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga, de Juan Antonio Gisbert, supo que tenía que contar su historia, y reconozco que cuando yo visité el Museo del Prado también quedé embelesada con ese cuadro. Ha sido una experiencia hermosa a la par que triste regresar a él a través de esta novela.

También me ha resultado muy grato que Desértica beba tanto de los clásicos españoles. Como apunta la autora en la nota final, Álvaro de Sidonia tiene mucho de Tenorio, pero sobre todo del protagonista de El estudiante de Salamanca, de José de Espronceda. Y las referencias a las obras de Federico García Lorca son habituales a lo largo de la novela. La Esfera Azul, la editorial que publica Desértica, la etiqueta como juvenil. Por un lado, temo que esto haga que muchos lectores no se acerquen a ella, por los persistentes prejuicios al respecto; pero, por otro lado, me alegra que se recomiende a partir de los doce años, porque es una forma maravillosa de que los niños conozcan los clásicos y los hechos relevantes de nuestra historia para que se interesen por ellos y les pierdan el miedo. A ver si así ellos se desprejuician por completo.

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