Dios somos nosotros mismos

Reseña del libro “Dios somos nosotros mismos”, de Antonio Miguel Muñoz

Yo sí creo que hay libros que llegan a ti justo en el momento indicado. Libros que vienen en un momento especial de tu vida para enseñarte algo. En este sentido, el libro que hoy reseño entraría en la categoría de atemporal. Me explico: no importa en qué momento leas Dios somos nosotros mismos, pues todas las pequeñas píldoras de enseñanzas que en él se encuentran tienen la suficiente fuerza como para llegar a nosotros en cualquier momento de nuestras vidas. Siempre va a ser necesario encontrarse, reconocerse y llenarse con estos mensajes que el autor ha dejado esparcidos para nosotros en este libro que esconde todo un universo.

Antonio Miguel Muñoz es programador informático, escritor e investigador de la naturaleza humana. Buscando hallar respuestas que desgranen la existencia, tan compleja, del ser humano y de todo lo que nos rodea, Antonio ha recogido en Dios somos nosotros mismos una colección de notas personales y reflexiones que giran en torno a esas preguntas que todos alguna vez nos planteamos y a las que difícilmente logramos dar respuesta.

Desde un punto de vista ajeno a ideologías políticas o religiosas, el autor se sirve del misterio, del asombro y de la reflexión para ofrecernos este compendio de enigmas que van desgranándose de mayor a menor, desde el universo a nosotros mismos, hasta lograr entender que somos un todo. Si hay algo que caracteriza a estas palabras y pensamientos es el positivismo con el que el autor impregna a cada uno de los textos. Porque puede parecer que todo es incertidumbre, pero “la mente es nuestra guía universal” y “cada cuerpo es parte de la energía universal”.

Conceptos como Dios, el universo, la vida, la mente, la verdad, el azar (“Elegir es vivir; y cada elección es nuestra nueva fortuna”), la pasión, el espíritu, la vida, el tiempo, el amor o la libertad, entre otros, son los que el autor explora en estas reflexiones.

Todos los pensamientos se conectan entre sí, ofreciéndonos un todo absoluto que no es más que el universo, o, en suma, nosotros mismos:

“Somos el efecto de nosotros mismos,

mezcla de imperfecciones

y cualidades, de dudas, certezas

y emociones”.

Como os decía, no hay lugar en estas páginas para el pesimismo, pues el autor prefiere acercar al lector, a pesar de la incertidumbre que estos conceptos provocan, ese lado más amable y reconfortante:

“La vida comienza continuamente

y todo vuelve a empezar en cada instante.

Ahora mismo”.

Una forma mucho más trascendente de madurar con sabiduría, sin lugar a duda:

“Pero el salto cualitativo y vital

es elegir tus sentimientos

y entregarte a ellos definitivamente”.

Siempre con el poder de las emociones como brújula, Antonio nos muestra que “lo verdaderamente intemporal es la vida” y que solo nosotros somos dueños de nuestros sentimientos, que todo lo que imaginamos está en nosotros, así como el inabarcable universo.

Dios somos nosotros mismos es un libro para mentes curiosas. Un caleidoscopio que, no importa las veces que lo gires y te atrevas a mirar por él, siempre te revelará una nueva enseñanza, un conocimiento, una verdad relativa que quizás necesitabas oír. Por eso este libro es atemporal, porque en él se esconden conceptos tan infinitos como sus interpretaciones.

Además, el autor acompaña las reflexiones con preciosas imágenes del universo obtenidas por la Agencia Espacial Europea, lo que, sin duda, nos invita a un viaje muy especial que ningún lector debería perderse.

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