Brim el Cazahadas, de Albert Alforcea y Marta Montañá
Muy sencillo. Alguien pone el texto, y otro se encarga de cambiar alguna de las palabras por imágenes.
El resultado es una lectura mucho más divertida, ya que a los niños les toca imaginar a qué palabra se refiere la imagen, y el resultado puede ser asombroso. Uno puede echar un buen rato mientras presencia la acalorada discusión de sus sobrinos para decidir si la imagen corresponde a luciérnagas o a moscas amarillas.