El imperio del vampiro

Reseña del libro “El imperio del vampiro”, de Jay Kristoff

el imperio del vampiro

Vampiros misteriosos, líneas temporales y la narración de Jay Kristoff. Estos tres puntos me bastaron para adentrarme en la nada corta historia que acaba de llegar a nuestras librerías y que ya se ha vuelto todo un fenómeno en redes. Y es que si te gustan los vampiros o la fantasía en general, no puedes perderte lo nuevo del autor australiano. 

Puede ser que el tamaño del librito te eche un poco para atrás, y no lo pondría en duda, ya que las más de novecientas páginas que tiene El imperio del vampiro podrían asustar a cualquiera —incluidos fisios que tendrán que atender más de una tendiditis—, pero créeme cuando te digo que merecerá la pena. Kristoff es un experto en darnos historias tochas pero igualmente manejables y entretenidas. A mí me gusta decir que leer su libro suyo es como hacer una travesía en barco: al principio estás pendiente de todo lo que pasa a tu alrededor, pero llega un momento en el que te olvidas de que estás en mitad del océano con cientos y cientos de metros de agua y seres horribles debajo de tus pies y te dedicas a disfrutar de las vistas. 

Eso es lo que he hecho yo con la historia de Gabriel de León, el último miembro de la Orden de Plata, que tiene la inconmensurable labor de defender el reino que los vampiros se han esforzado por crear. El punto de inflexión viene justo en el momento en el que lo condenan a muerte por haber matado al rey vampírico, y este punto es importante porque justo en ese instante Gabriel decide hablar por fin, contar su verdadera historia y dejar a los que le escuchan tan impactados como al lector que no puede quitar ojo de lo que ocurre. 

Como ya hiciera la maravillosa Anne Rice con su Entrevista con el vampiro, Jay Kristoff utiliza la técnica de entrevistador-entrevistado para darnos a conocer la versión que el protagonista tiene que contar. Así, tendremos ante nosotros dos líneas temporales: el pasado y el presente. El autor nos irá llevando de una a otra a su antojo, y será divertido comprobar cómo eso saca de quicio al entrevistador de Gabriel, pero no al lector, que se dejará llevar como si lo estuvieran meciendo y se irá enterando de toda la historia con los datos justos. 

Porque Kristoff es un experto en eso: en dar, pero no demasiado. En enseñar, pero un poquito. En dejar con ganas de más y en hacer que el lector imagine el resto, elucubre y haga sus cábalas. Pero no solo es experto en eso: también lo es en la creación de mundos. El autor nos lleva a una época que se podría encuadrar en una especie de medievo europeo plagado de arquitectura y detalles que harán que el paseo sea todavía mucho más inmersivo. Se nota que el autor se lo ha pasado muy bien creando este mundo y que no ha tenido reparo en dejar volar la imaginación. Esta es una de las cosas que más me ha gustado de El imperio del vampiro (por supuesto, a parte de la magnífica traducción de Laura Naranjo), que he podido disfrutar no solamente de unos personajes muy complejos y con una historia brillante, sino que también he podido meterme de lleno en un mundo nuevo para mí pero a la vez familiar, como si me hubiera estado esperando con los brazos abiertos todo este tiempo y, sin quererlo, se hubiera convertido en un hogar. 

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