El monarca de las sombras, de Javier Cercas

el monarca de las sombras Quien iba a decir a los habitantes de Ibahernando, que quizá su pueblo pase a la historia porque Javier Cercas ha comprendido que para que nadie escriba su historia tenía que convertirse en escritor y escribirla él mismo.

Un día Javier Cercas nos sorprendió a todos con su novela Soldados de Salamina, que ya era su cuarto libro pero el primero para mí y para la mayoría de los lectores. Una novela en la que entrelazaba ficción con historia real, y que versaba sobre la figura de Rafael Sánchez Mazas y sobre el hecho concreto de haber sobrevivido a su fusilamiento durante la Guerra Civil Española.

Pues bien, y aunque nunca se llegase a ir del todo del tema de la Guerra Civil y de la Historia en general, llega con El monarca de las sombras el Cercas que más me gusta, el que cuenta cosas que le importan porque son cosas personales que le afectan, y porque hay margen para jugar con la historia y la realidad hasta hacer que una y otra converjan.

Ahí está lo mejor de un escritor que tiene que bucear en la historia para que parezca que cuenta la verdad que nadie más contará, por ser la suya, la más cercana. Ese, como les decía es el Cercas que me gusta y me ha gustado. No hace mucho leí El balcón del invierno, de Luis Landero, en el que nos contaba la vida de su familia y sus orígenes, y creo que también en esa novela lo dio todo, porque también Landero quería que nadie contara una historia que solo él podía y debía contar.

Todos querríamos escribir la historia de nuestra familia para que no quede en el olvido, pero esa es la historia más difícil de contar para un autor, aunque si sale bien la jugada será sin duda su gran obra.

En esta ocasión parece extraño pero muy acertado que el protagonista sea su tío abuelo, Manuel Mena, fallecido con tan solo 19 años por fuego republicano en la Batalla del Ebro.

La novela que nos ofrece Cercas parece sencilla, unir escribiendo aquello que va descubriendo mezclado con viejos recuerdos de su madre y de otros familiares y viejos del lugar, pero solo lo parece, esa es la trampa con la que se encuetra una y otra vez el autor, la naturalidad en la literatura es de máxima dificultad.

De fondo está David Trueba, no solo como amigo o acompañante, es el artista, el cineasta comprometido, el que aporta empuje y seguridad al autor….

Contar la historia de un joven falangista de 19 años para contar la historia de uno mismo… Ya saben, yo siempre he sido de la opinión de que no está todo contado sobre la Guerra Civil, porque no es solo que cada familia tuviese su propia historia, es que cada persona de forma individualizada la tiene. Los que como Manuel Mena murieron, fueron trasladados a su pueblo y recibieron santa sepultura con todos los honores; los que siguen en cunetas sin entierro digno, los que murieron de tuberculosis en las cárceles o campos de concentración… Y la mujeres, las grandes sufridoras de las guerras, vejadas, humilladas, silenciosas… Nosotros somos descendientes de esos españoles, de los unos y de los otros, y la historia no está para enfrentarnos pero sí para conocerla, para que cada cual sepa de donde vienen las palabras o los silencios pronunciados en cada casa.

Investigar no es malo, eso tan de antes de “deja las cosas como están” no es una solución, lo sabe bien cualquier pueblo que quiera cerrar heridas, hay que saber, hay que ponerse en el lugar del otro, no todo era lo que parecía, no cada cual estaba en el bando en el que creía, no fue lo mismo vivir en un pueblo de Burgos que vivir en uno de Valencia, pero para saber eso hay que haber conocido la historia y el desarrollo de nuestra guerra, porque por mucho que queramos verla con distancia está aun ahí, en la fotos de los muertos de nuestra familia, en las calles, en los cementerios… pero no en el olvido ¿Por qué olvidar cuando es mucho mejor conocer y afrontar?

Me vienen al recuerdo aquellas palabras que tanto repetimos en nuestro club de lectura de que todos nacemos con una mochila… pero no podemos juzgar lo que hay en esa mochila que cargamos, no sería justo medir hoy lo ocurrido en aquel 36, pero es digno saber y reconocer de dónde venimos cada cual… También lo explica bien, para el que quiera verlo, Javier Marías en su libro Así empieza lo malo.

Cercas cierra aquellos Soldados de Salamina y hace suyas la palabras de Trueba de que no son los libros los que deben estar al servicio del escritor, sino el escritor al servicio de sus libros, solo siendo así de honesto puede uno hacer una historia como la que el autor nos ofrece.

Al hilo de un artículo que creo que leí en un periódico sobre este libro, El monarca de las sombras, recordé unos versos que escribí hace unos años y publiqué en mi primer poemario:

Nueve palomas vuelan
sobre tu huerta,
Sobre los trigales
Que a agostean.

Nueve palomas blancas
Año tras año,
Regresan.

Regresan a Farasdués,
y en Farasdués, llueven penas.
Nueve palomas llegan
de nueve estrellas,
las nueve que fusilaron,
las nueve buenas.

Miguela,
Francisca,
Candelaria,
María,
Paulina,
Josefina,
Antonia,
Raimunda,
Eusebia.

Las nueve buenas.

Escribí este poema cuando se empezaba a hablar de la Guerra Civil, cuando en los pueblos la gente se empezó a atrever a contar su historia, cuando Dulce Chacón conmovió a todo este país y nos hizo individualizar a los muertos, cuando los historiadores empezaron a hacer su trabajo, un trabajo que, como el que ha hecho Javier Cercas, SIRVE, porque me sirve a mí y le sirve a su propia madre, y servirá, no lo dudo a muchas personas que se han erigido en jueces de historias de hace 80 años…

Estamos hablando de una guerra.

Para hablar de la posguerra habría que hablar de otros poemas, de otras historias, de otros jueces, de otras muchas penas, de hambre y de miseria…

Ya ven empezaba esta reseña hablando del pueblo de Cercas y lo termino hablando de Faradués, un pequeño pueblo del interior de las Cinco Villas, que, como Ibahernando, también merece tener su propia historia.

2 comentarios en «El monarca de las sombras, de Javier Cercas»

  1. Muy buena reseña, Susana. Me ha gustado muchísimo. Voy a ser buena y no te voy a decir lo de siempre porque además no es del todo verdad, sobre todo desde que estoy con el árbol genealógico, pero cómo explicas bien, me voy a reservar para cuando se cuenten historias de la zona en la que existían mis antepasados.
    Un abrazo.
    PD: Recuerdo esa poesía tan bien traída.

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    • No sé si habré sabido explicar bien que este libro habla de la muerte durante la guerra de un chaval de 19 años, de lo injusto que es que alguien de 19 años , sea del bando que sea, muera por ideales ajenos, porque no creo que nadie con menos de 20 año sepa de verdad sobre el sentido de la vida y es por ello que otros los utilizan para sus intereses … El libro habla de todo un poco, de la vida y de la muerte y de tener que callar, antes y de tener que callar ahora… Dicen que todos llevamos en esta vida una maleta arrastrando… son nuestros muertos, ese árbol genealógico que queramos o no debemos aprender a cargar. Un besico reconciliador!! 😉

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