Gauguin

Reseña del cómic “Gauguin. El otro mundo”, de Fabrizio Dori

¿Qué sabes de Gauguin aparte de que fue un pintor francés de la vanguardia impresionista tardía? El biotopic que ha escrito y dibujado Fabrizio Dori, presenta un Gauguin hechizado por la otredad, por la diferencia. “El otro mundo” es un subtítulo que acierta al señalar la ambigüedad del sentido de “lo otro”. Un concepto coetáneo al autor pues su generación vivió en la grieta entre el imperio y las colonias, entre la historia y el progreso, entre el linaje noble y la pobreza del pintor. La dualidad se presentaba tradicionalmente entre “lo uno”: Europa/Francia, los hombres, los ricos y los cultos, y “lo otro”: Oceanía/Tahití, las mujeres, los pobres y los analfabetos.

¿Piensas que un alma artista puede ser feliz de la misma manera que un carácter menos inquieto? Todo el elenco que sale mencionado en el cómic, desde el protagonista Gauguin hasta un Picasso de principios de siglo buscando dialogar con Matisse, perseguían un lenguaje plástico que les fuera útil para comprender el mundo: este y el otro. El idioma verbal era insuficiente y los protocolos sociales de la alta burguesía les asfixiaban. Gauguin quiere encontrar la excelencia en lo primitivo, en lo salvaje, en lo ajeno a la intervención humana. Por eso, prueba en Tahití. No teme a lo irracional, quiere hundirse siguiendo su instinto para profundizar en su pintura hacia la verdad. ¿Qué encontrará en este viaje?

¿Un artista decide lo que pinta? Estas frases absolutas son una trampa conceptual pero cuestionan una idea económica de la producción artística. Gauguin está arrebatado por la pulsión creadora. Necesita explorar propuestas. Se desespera con las limitaciones del lienzo, de los colores y de su propia potencia representativa. Su biografía fue novelesca precisamente desde este impulso del viaje del héroe que no entiende nada por encima de su arte. Ni sus años como marinero ni su exitosa vida como agente de bolsa, con su mujer y sus cinco hijos, ni siquiera vivir en el paraíso natural de la isla, pudo desplazar ese arrebato creador, que le llevó a morir como un ermitaño a sus 55 años.

La elección de la gráfica es absolutamente coherente con el estilo de Gauguin. Los poblados tahitianos, las mujeres que se cruzan en su vida, los paisajes naturales exóticos y de una belleza extrema, todo recuerda a las formas de los cuadros del pintor. Pero es que los diálogos también se ajustan a ese personaje bohemio y excéntrico que la crónica nos ha hecho llegar. Un Gauguin curioso, que explora también el mundo de las drogas, el de la enfermedad, el del placer sexual y el de sus propias alucinaciones o visiones del más allá.

El viaje que sigue Gauguin por estas páginas me ha recordado a la película “Los fantasmas atacan al jefe”. ¿Os acordáis? Muy adecuada para estas fechas navideñas. By the way, en el cómic son los espíritus de la isla los que se aparecen al pintor. La dama negra, representada con manto negro y máscara blanca, guía a Gauguin en la reflexión y valoración sobre sus decisiones vitales. Sin embargo, aquel que habita su experiencia orientado hacia un punto de fuga, nunca está satisfecho y tampoco se siente plenamente agente de sus circunstancias. Gauguin es un barco a la deriva a la búsqueda de la belleza y de la autenticidad existencial.

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