Guardianas nazis

Guardianas nazis, de Mónica G. Álvarez

En la primera de las biografías a las que el lector debe enfrentarse en este Guardianas nazis, la de Ilse Koch, aparece uno de esos objetos que nunca deberían no ya haberse fabricado, sino incluso haberse concebido: una lámpara hecha con piel humana. La protagonista coleccionaba pieles tatuadas para transformarlas en “objetos decorativos”. Es comprensible que a la luz de semejante lámpara todo lo que viene después se lea desde un estado de ánimo particular, una suerte de conmoción por el descubrimiento de las fronteras de la crueldad humana y la certeza de que es un territorio habitado y exhaustivamente explorado.

El trabajo de Mónica G. Álvarez no es tanto de una reflexión sobre los crímenes de guerra nazis como una denuncia de los mismos. No descubre, porque probablemente no lo hubo, más vínculo entre las biografiadas que su comportamiento criminal, y ni tan siquiera el prologuista, doctor en psiquiatría, se siente capaz de otra conclusión que no sea la evidencia de la maldad, es decir, no cree que haya lugar en estos episodios para la psiquiatría. Sin embargo está documentado en muchos casos algo que no se puede pasar por alto, los humanos en situación de dominar a otras personas a menudo desarrollan un odio genuino hacia éstas, lo necesitan para justificarse, y de esa forma la espiral de degeneración se retroalimenta.

Destaca en lo positivo de este Guardianas nazis su estructura, la sucesión de biografías de guardianas de los campos de concentración alemanes, un esbozo de su vida previa, una detallada descripción de su comportamiento en los campos y finalmente un resumen de su juicio y, llegado el caso, de su vida posterior o de su ejecución. El trabajo de documentación es serio y profundo, aunque en el debe hay que anotar que no está brillantemente escrito, más bien al contrario. Se puede suponer que haya una voluntad por parte de Mónica G. Álvarez de disolverse en el texto para cederle el protagonismo a los hechos narrados sin que el lector se distraiga en florituras estilísticas, pero el efecto logrado por la redacción tal y como ha visto la luz es precisamente el opuesto. Sin embargo los hechos expuestos son de tal calado y la estructura es tan atractiva que uno se alegra de haber leído el libro.

Es, además, un libro pertinente precisamente ahora. Recordar lo que nunca debe ser olvidado debería ser una de nuestras tareas ciudadanas de cabecera, no obstante no siempre es así y conviene que alguien nos prevenga en épocas de crisis contra las consecuencias de aquellos movimientos que le son propios: los populismos de los que son caldo de cultivo. Porque si bien la tarea de encontrar un origen psicológico común al atroz comportamiento de estas mujeres (y de tantos y tantos hombres) es tan ardua como probablemente condenada al fracaso de antemano, la de encontrar un origen y una causa desde un punto de vista histórico y tenerla siempre presente es necesaria, aunque sólo sea por el tópico de no repetir los errores del pasado. Y, por supuesto, por la obligación moral del homenaje a las víctimas, que su memoria viva en la nuestra y no sólo como antídoto.

Un aspecto interesante de Guardianas nazis es el de la perspectiva de género: estudia únicamente a mujeres y es indudable que su papel es menos conocido a día de hoy que el de los hombres aunque por lo que se desprende de este libro no fue menos activo ni menos cruel. Y esa parece ser la tesis que defiende Mónica G. Álvarez, probablemente de forma acertada, que en el horror nazi no hubo diferencias de género más allá de las estadísticas (por las cifras de acusados en los juicios es indudable que fueron menos). Pero a nivel particular, puestas en la situación de poder absoluto sobre la vida de los seres humanos recluidos en los campos, su comportamiento fue igual de deleznable que el de sus correligionarios masculinos. La reflexión interesante es nuevamente si hubo algo concreto que desencadenara este universo de horror o si simplemente todos llevamos dentro un monstruo dispuesto a tomar posesión de nuestra vida si las condiciones se lo permiten. Sería muy triste concluir que la respuesta a la pregunta de por qué hicieron estas personas lo que hicieron sea que porque pudieron.

Mucho se ha escrito sobre el parapeto de la obediencia debida de los militares, del miedo, del comportamiento de la masa y, en fin, de todo lo que estas mujeres alegaron para justificarse aun negando, como lo hicieron todas ellas, las acusaciones concretas en su contra (el error no fue mi comportamiento en los campos, el error fueron los campos, dice una de ellas, dando a entender que en esa situación no podían comportarse de otra manera) y sin embargo la autora trata de ir más allá de la coyuntura social e histórica concreta del momento para convencernos de que pese a que hasta que llegó el momento eran mujeres aparentemente destinadas a llevar una existencia sencilla, en realidad se comportaron como lo hicieron sencillamente porque disfrutaron con ello. Algunas con evidentes motivaciones de tipo sexual, pero en general simplemente por maldad. Y yo no sé si una explicación tan sencilla como la de la maldad innata de algunas personas sirve para justificar tamaño despropósito, pero es que ni siquiera sé si existe una explicación aceptable, aunque tengo muy claro que conviene conocer lo que somos capaces de llegar a hacer y reflexionar sobre ello.

 Andrés Barrero
andres@librosyliteratura.es

Título: Guardianas nazis. El lado femenino del mal
Autora: Mónica G. Álvarez
Editorial: Edaf
Páginas: 376
Fecha edición: 2012
ISBN: 978-84-414-3240-6

2 comentarios en «Guardianas nazis»

    • Gracias Margarita por tu mensaje. La temática es muy interesante y además hay dentro del libro historias muy emocionantes, pero frustra un poco que no hayan sido más cuidadosos con la escritura. En fin, espero que llegado el caso de que lo leas no te decepcione y me cuentes qué te ha parecido.
      Gracias una vez más por tu gentileza.

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