Herejías: Mitos oscuros, de Tomeu Riera

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¿Dónde están las polémicas cuando se las necesita? ¿Dónde, por la gloria de Willy Toledo, mecagüendios, la asociación esa de leguleyos católicos que se escandalizan por chorradas y no denuncian los abusos realmente preocupantes que suceden en el seno de esa lucrativa organización de la que tan fan y tan hooligans son? ¡Venga! ¡Que se pongan las pilas porque aquí hay material para esa caterva de meapilas rancios inquisitoriales, empezando por la portada del Yisus fumeta! ¡Que hagan ruido y que así promocionen este sacrílego y herético compendio de desvirtuaciones bíblicas y/o religiosas!

Porque lo merece, ¡copón bendito! Este Herejías: Mitos oscuros debe abandonar la oscuridad, ver la luz e iluminar a tirios y troyanos. El pueblo debe saber y conocer. Puede que incluso ayude a abrir algún que otro par de ojos crédulos de las paparruchas del libro de cuentos fantásticos más gore, sangriento y bárbaro vendido nunca. Bueno, tal vez esto último no, como revelador de verdades no, tampoco vamos a exagerar que si en dos mil y pico años no se ha podido erradicar el timo de la religión, este cómic no lo va a conseguir, aunque tampoco lo pretende.

En fin. Siempre es un placer jugar con personajes icónicos, protagonistas reconocibles por el gran público y actualizarlos o simplemente colocarlos en su mismo hábitat pero dotándolos de otro enfoque u otro contexto; algo a lo que no estemos acostumbrados y ver cómo se desenvuelven. (Lo primero que me viene a la cabeza es lo que hizo Gaiman con su grandérrimo American Gods, pero hay ejemplos a patadas).

Algo así pasa aquí. Tenemos siete historias cortas (cuatro en formato cómic y tres en formato relato). Siete historias (demasiado) cortas, sumamente deliciosas y rozando el pecado, en las que vamos a cruzarnos con ángeles, espíritus santos obcecados, drogas, Adán y Eva, descendientes de un famoso errante, demonios e infiernos, muy particulares todos ellos y tratados de un modo novedoso, moderno, fresco, chispeante, inteligente y adictivo e incluso con algo de denuncia social (sobre todo en el último relato, en el que comprobamos que la inmigración ilegal puede darse en este mundo y en el otro, y que con pasta se va a todas partes).

El nivel es altísimo en todas las historias (la tercera, Cuento de Navidad, es, en mi opinión la más floja y la que menos encaja en esta especie de antología) tanto en las dibujadas como en las escritas, ¡pero es que además, en estas últimas me podía imaginar perfectamente a los personajes, el entorno, los tonos de voz,… como si fueran otro cómic!

La historia De palomas y niñas me ha hecho muuuucha gracia, la de Génesis (con ese Dios paciente con sus niños y esos “¿Qué habéis hecho esta vez?”) también; la que le sigue, que va sin título me ha sorprendido gratamente y la de Inquilino, con esa Tania necesitada de amor y de falo flipando con su irreconocible novio la he visto pasar ante mis ojos al detalle como si se tratara de un corto. Pero la joya joya es Breve introducción al inframundo. Aquí es donde se unen Black Mirror con la Biblia y con el drama de la inmigración que vemos a diario en los espacios informativos entre anuncio y anuncio, en una combinación de ingredientes como le gustan los martinis a 007: mezclados, no agitados. No es fácil la traslación de todo esto, pero Riera lo borda con hilo de oro. Chapó.

Tramas con fuerza y con clase, desarrolladas con naturalidad, con un ritmo narrativo dinámico y un giro en todas o la mayoría que provocan la aparición de una sonrisa en la cara al finalizar cada una de ellas.

En cuanto al dibujo, sin hacer grandes alardes, es cumplidor y eficaz y sobresale sobre todo en la última historia.

Para acabar diré que me la pela que un autor sea hombre o mujer y me la refanfinfla aún más que un libro haya ganado una hondonada de premios, pero quiero destacar que esta es la obra ganadora del Premio Art Jove y que guion, dibujo y color son todo creación de Tomeu Riera.

Herejías: Mitos oscuros viene que ni pintado para regalar (o regalarse) en las próximas fiestas pandenavideñas y habrá que estar atentos a lo que se vaya cociendo en el magín de Riera en un futuro que esperemos sea cercano.

Luego vendrá algún chiflagaitas a soltar la parida típica de “con Mahoma no os atrevéis, eh”, pero eso es otra historia aún más oscura.

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