Incidentes

Reseña del libro “Incidentes”, de Kate Atkinson

Incidentes

Habíamos dejado a Jackson Brodie resolviendo varios casos a la vez en la zona de Cambridge, algunos de ellos con más de dos décadas de antigüedad, mientras lidiaba con los fantasmas de su propio pasado, y nos lo encontramos dos años después en una situación completamente distinta. Si Expedientes era una mirada en el retrovisor, Incidentes es una proyección al futuro en la que cambian prácticamente todas las piezas que pueden cambiar, incluido el escenario.

Kate Atkinson, escocesa ella, se da el gusto de situarnos en Edimburgo durante su evento más internacional: el festival de teatro de agosto. Brodie está de visita, ha dejado su trabajo como detective privado por razones que mejor no desvelaremos y acompaña a Julie, a la que ya conocimos en el libro anterior. Hace quince años, cuando Atkinson escribió Incidentes, se podría decir que formaban una pareja atípica. Ahora serían de lo más normal: los dos con más de cuarenta, con relaciones frustradas en su carnet, sin perspectivas de formar una nueva familia y con ganas de afecto y necesidad de espacio.

Vamos, que Brodie se pregunta continuamente qué hace en la ciudad si Julie, que ensaya para actuar en el festival, no le hace ni puñetero caso. Recorre la Royal Mile arriba y abajo y reflexiona como un cascarrabias sobre el tacaño carácter escocés, la vida moderna y el miedo que tiene a que su hija crezca y se convierta en una adolescente insoportable. Uno de los primeros días presencia un accidente de tráfico y una trifulca entre los conductores, pero es incapaz de reaccionar a pesar de que su instinto de expolicía le dice que haga algo. Sin embargo, lo más impactante llega al día siguiente, en una excursión en solitario a la isla de Cramond en la que Brodie se da de bruces nada más y nada menos que con el cuerpo de una mujer a punto de ser tragado por las aguas. Su torpe reacción no hará más que complicar las cosas, hundiendo el cuerpo irremediablemente y convirtiéndolo de inmediato en el sospechoso número uno de un asesinato.

En Incidentes, al igual que ocurría en Expedientes, Kate Atkinson plantea largas reflexiones de los personajes y se preocupa por construir una amplia narrativa de cada uno de ellos, dejando solo para momentos puntuales algunas escenas de acción y provocando que los distintos clímax se hagan esperar. Vuelve a cocerse la trama a fuego muy lento, pero incluso habiendo leído este libro justo a continuación del anterior, no da la impresión de repetirse. Brodie parece haber envejecido diez años en vez de un par de ellos y plantea algunas cuestiones nuevas, muy interesantes. Una de ellas es más actual que nunca: ¿qué papel le queda a un hombre con mentalidad de “proveedor”, de solucionador de problemas, en un mundo en el que se hace evidente que las mujeres no lo necesitan? ¿Se jubilan los caballeros blancos?

Por supuesto, el cuerpo que Jackson Brodie intenta rescatar no será el único que termine sin vida y Brodie terminará encontrando su lugar junto a Louise, la inspectora del caso, junto a la que hará todo lo posible por enterrar el dicho de que perro viejo no aprende trucos nuevos mientras las obras de teatro del festival van dejando aplausos y muertos por el camino.

De nuevo un diez en la ambientación para Kate Atkinson, que perfila Edimburgo, su carácter y su gente a la perfección, y otra vez un libro más largo y más pausado de lo normal, que tendrán que evitar los impacientes, los de thriller conciso y lleno de sobresaltos.

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