Jane, el zorro y yo, de Isabelle Arsenault y Fanny Britt

Jane, el zorro y yoSiento predilección por los libros infantiles. Me gusta ojearlos, leerlos, tocarlos, olerlos. Cuando yo era pequeña no había tanta variedad de estilos ni tanta oferta, claro, pero, junto con los tebeos, fueron los que me hicieron amar la lectura, los libros, las librerías, las bibliotecas y todo lo que tenga que ver con este tema.

Los redescubrí cuando mis hijos eran pequeños. ¡Cuántos tesoros encontramos juntos dentro de las portadas gruesas y de vivos colores! En la biblioteca en la que trabajo tengo una sección grande dedicada al libro infantil, me da pena cuando vienen los niños y pasan de largo. Les atraen más las pantallas de los ordenadores. Pero cuando te sientas con ellos y les dejas tocar los libros, les enseñas a abrirlos con alegría y les dejas que los lean aunque sean muy pequeños, les gustan y mucho. Hay que dejar que los niños se acerquen a los libros, o que los libros se acerquen a los niños. Da igual el orden, lo que interesa es que se altere el producto, o sea, que los peques descubran la magia.

Jane, el zorro y yo nos habla de un tema del que oímos constantemente: el bullying. El acoso de unos niños a otros. Ha existido siempre, aunque no le teníamos puesto un nombre en inglés, entonces no parecía tan importante. Ahora como lo tenemos catalogado pues es ya serio, nos preocupa, damos charlas, consejos y que si tal y que si cual tío Pascual… No estoy frivolizando con el asunto, es que me repatea el higadillo que en el fondo hacemos poco, solo de cara a la galería. Hasta que el caso es muy grave y entonces salimos en las noticias y nos llevamos las manos a la cabeza o pedimos las cabezas de otros. Todos tenemos parte de responsabilidad en estos comportamientos, sobre todo con la educación que damos en casa. La violencia nunca se debería consentir, ni física y ni verbal. Seguimos fomentando mucha discriminación, mucho clasismo y mucha tontería. No enseñamos a los niños a aceptar lo diverso, sino que les enseñamos a no salirse de lo establecido, no vayan a pensar que eres raro. Diferente no quiere decir malo, señoras y señores, diferente quiere decir otras cosas muchas veces muy buenas, divertidas, originales, creativas y un largo etcétera. Hay que asumir que la diversidad aporta, no resta. Si alguien no te gusta, porque no todo el mundo te tiene que gustar: vive y deja vivir.

Ya me he salido del tiesto. Perdón, no era mi intención reñir a nadie. Volvamos a esta joya de libro. Es una novela gráfica para el público juvenil y para adultos, creo que sería difícil que niños menores de 8 o 9 años pudiesen entender todo bien, aunque las ilustraciones son tan buenas, que creo que podrían sentir lo que siente la protagonista aunque no supieran leer. Es una obra conmovedora; imposible no sufrir con Hélène la crueldad de sus compañeros. Está contada en primera persona por la niña, de 12 años, que vive en Montreal en los años 80 del siglo pasado. No se entiende el motivo por el que Hélène ha sido apartada por sus compañeras y es la diana de sus burlas, pero es tan duro y persistente que está convencida de que es algo malo que hay en ella. El único consuelo que tiene la niña es el libro de Charlotte Brontë, Jane Eyre. Ya os he hablado de mi debilidad por este libro, ¿verdad? ¡Cómo no voy a querer a Hélène y padecer con ella! Yo leí ese libro más o menos a esa edad y también marcó mi paso a la adultez.

Las ilustraciones son magníficas, juegan muy inteligentemente con el blanco y negro, para los momentos tristes y de aislamiento y con el color de los buenos y esperanzadores. Es una historia de superación preciosa, muy bien contada tanto por la narradora como por la ilustradora. Con mucha sensibilidad pero muy clarito nos han explicado lo difícil que es esta etapa de nuestra vida: la adolescencia. Isabelle Arsenault es ilustradora de literatura infantil muy reconocida en su país, Canadá. Fanny Britt es escritora y traductora, sobre todo de teatro, pero también tiene experiencia en literatura infantil.

La edición de Salamandra Graphic es un regalo precioso. De los libros para poner con la portada bien a la vista, para que deslumbre. Un libro para usar, leer, releer y recapacitar con nuestros chavales.

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