La pintora de bisontes rojos

Reseña del libro “La pintora de bisontes rojos”, de Mariano F. Urresti

la pintora de bisontes rojos

No me había llamado la atención el tema de las cuevas de Altamira hasta hace unos meses, cuando me crucé por casualidad con un vídeo en el que se contaba cómo Marcelino Sanz de Sautuola y su hija descubrieron las pinturas y sufrieron el ataque masivo por parte de los especialistas en Prehistoria, que se negaban a aceptar que fuesen tan antiguas. Yo desconocía por completo esta historia, a pesar de que se estrenó una película sobre ello en 2016, así que al ver La pintora de bisontes rojos, de Mariano F. Urresti, pensé que era una buena forma de saber más.

La primera página de La pintora de bisontes rojos relata un asesinato dentro de una cueva de pinturas rupestres que me hizo recordar a las novelas de Dan Brown. Y no iba desencaminada, porque pronto entrevemos que hay fanáticos religiosos detrás. Esto no puede considerarse spoiler porque lo cuenta la sinopsis y porque en ningún momento Mariano F. Urresti explota el misterio de quiénes son los culpables, ni siquiera de por qué lo hacen, ya que es una información que recibimos bastante pronto. Por eso, los que busquen un thriller trepidante es probable que queden decepcionados.

A pesar de ese inicio, el verdadero eje de la novela es recrear la época en la que se pintaron los bisontes rojos de las cuevas de Altamira. ¿Y si los hizo una mujer? Como nunca sabremos la verdad, es una propuesta tan válida como otra, aunque parte de la comunidad científica todavía se resista a creer que las mujeres fueran artífices de cualquier hito artístico o histórico, sobre todo en la Prehistoria, pese a que haya pruebas que evidencian que hacían de todo, no solo recolectar frutos, adecentar la cueva y criar a los niños. Con su propuesta literaria, Mariano F. Urresti no pretende hacer una versión feminista de ese periodo, sino criticar esta tendencia a interpretar el pasado según los valores actuales. De igual manera, urde una trama que va de los años noventa a los dos mil para criticar la explotación turística de las cuevas de Altamira, que a punto estuvo de destruir las pinturas, y rememora los esfuerzos que las pusieron a salvo. Y de paso da visibilidad a todas aquellas pintoras que cayeron en el olvido por el simple hecho de ser mujeres. Ambas tramas se entrelazan mediante elementos fantásticos.

Aunque me encanta el planteamiento y los temas de fondo de la obra, creo que el autor ha caído en ese actualismo al recrear la vida de hace dieciséis mil años. Enseguida me chirrió que en una comunidad prehistórica hubiera morenos, rubios y pelirrojos y varios con ojos azules. Me figuro que había dado tiempo a grandes mezclas genéticas, aunque realmente no sé nada al respecto, por lo que cabe la posibilidad de que yo misma esté proyectando prejuicios desde mi propia ignorancia. Sea como fuere, eso hizo que no me acabara de creer su recreación. Tanto el físico como los comportamientos de los personajes me resultaban demasiado actuales. Es innegable que retratar una época tan lejana es un reto, pero en otras obras similares como La premonición de Safeyce sí sucumbí a la recreación histórica sin preguntarme nada más.

Quizá, que el estilo narrativo de Mariano F. Urresti sea demasiado descriptivo y sobrexplicativo para mi gusto, ha entorpecido que conectara con la obra; pero los lectores a los que les guste conocer cada detalle de los paisajes, de la vestimenta de los protagonistas o del pasado de los secundarios, posiblemente disfruten de cada una de las quinientas catorce páginas de La pintora de bisontes rojos, una ficción histórica con toques de fantasía y de thriller.

2 comentarios en «La pintora de bisontes rojos»

  1. He leído la novela y me parece curioso que la directora del Museo de Altamira, Pilar Fatás, señale en la contraportada del libro que la recreación que hace el autor sobre la vida en aquella época sea fantástica y usted, que obviamente no sabe de Altamira ni de aquella época infinitamente menos, cuestione si había pelirrojos y rubios, además de otros detalles históricos. Le recuerdo que los hombres y mujeres de hace 16.000 años eran física y neurológicamente iguales a nosotros y, por tanto, sus comportamientos serían parecidos. Respecto a los pelirrojos e individuos de piel clara, infórmese sobre cómo eran los neandertales, que vivieron miles de años antes de la época que se recrea en la novela que, por cierto, me ha encantado.

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  2. A mí lo que me ha extrañado es la variedad de colores de pelo y de ojos en una comunidad que apenas se habría relacionado con grupos de otras zonas. Igualmente afirmo en la reseña que desconozco el tema y que quizá esté trasladando mis propios prejuicios. No asevero con la rotundidad que usted me atribuye. Me alegro de que haya disfrutado de la lectura, a mí hubo aspectos que me gustaron y otros que no tanto, como señalo y como me ocurre con cualquier libro. Un saludo.

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