La sanadora de Zalindov

Reseña del libro “La sanadora de Zalindov”, de Lynette Noni

La sanadora de Zalindov

La milla verde. Cadena perpetua. La fuga de Alcatraz. La Gran evasión. Harry Potter y el prisionero de Azkaban. Es obvio lo que tienen en común estas películas, ¿verdad? 

Desde pequeña he sentido predilección por las cárceles en el cine y en la literatura. No sé muy bien por qué, no me preguntéis, pero quizás el hecho de sufrir esa falta de libertad junto a los protagonistas —que la mayoría de las veces son inocentes y erróneamente encarcelados— consigue hacerme vibrar y experimentar junto a ellos la injusticia y lo cruel que puede llegar a ser la vida. Una vida, la del preso, en constante peligro: cada día es el mismo. Cada día puede ser el último. Cada día puede ser el elegido para escapar. Exactamente como le ocurre a la protagonista del libro que hoy os traigo: La sanadora de Zalindov, de Lynette Noni.

Desde que descubrí este primer tomo de trilogía supe que debía leerlo. Lo que no sabía era el enganche que podía producir, una total adicción. De una sentada me hice casi doscientas páginas, de verdad. Y es que la autora se lo ha currado mucho y ha resultado ser un total descubrimiento para mí, convirtiéndose en una de mis favoritas junto a las grandes Sarah J. Maas, Jennifer L. Armentrout, Shea Ernshaw o Rebecca Ross.

Desde el comienzo, la autora logra introducirnos en la historia de una forma brutal y visceral, de la mano de Kiva, nuestra sanadora, nuestra presa, nuestra protagonista. Una chica que lleva diez años en la famosa y terrible prisión de Zalindov de la que nadie ha conseguido escapar. Una cárcel mixta llena de asesinos, violadores y traidores a la corona. Pero Kiva ha logrado sobrevivir porque puede ayudar a los enfermos. Sin embargo, Kiva se ha ganado muchas enemistades en Zalindov por ser la soplona del alcaide. Pero a Kiva no le queda otra. Kiva es una superviviente. Kiva intenta ser sumisa y pasar desapercibida porque sabe que un día su familia vendrá a por ella y podrá escapar.

Y un día precisamente llega una nueva presa. Una que está muy enferma: la reina rebelde. Y con ella también llega una nota de la familia de Kiva. Si es capaz de mantener con vida a la reina y a ella misma, su familia las salvará. Porque su familia ya está en camino.

¡Tremenda sinopsis! Como dije antes, la autora nos mete de lleno en la historia desde las primeras páginas gracias a esa clara y aguda narración en tercera persona que nos traslada a Zalindov para que experimentemos cada sensación y cada vivencia junto a nuestra sanadora, respirando la incertidumbre y el peligro al que se ve sometida día tras día, intentando sobrevivir y manteniendo la esperanza.

Además, los dos mapas que hallamos al inicio nos sirven de gran ayuda para ubicarnos tanto en Wenderall y sus reinos como dentro de Zalindov, una cárcel perfectamente estructurada y dividida en secciones que, como digo, podemos observar en el mapa.

Por otro lado, esta historia, a pesar de ser un primer volumen de trilogía, no peca apenas de introductoria. Los capítulos son cortos y eso hace que no podamos parar de leer. A esto hay que sumarle la cantidad de diálogos entre Kiva y los secundarios, cosa que da vida y ritmo a la novela. De hecho, si tengo que hablar de alguno de ellos es de Tipp, un personaje tan entrañable que se ha ganado mi corazón. Un niño tartamudo, una chispa inocente de alegría que ilumina el corazón de Kiva en la oscuridad de Zalindov.

También esta historia posee magia elemental. Y hay pruebas que nuestra heroína debe superar. Pruebas de agua, fuego, aire y tierra. Y hay romance, un slow burn impecable. Y hay rebeldes en contra de la corona. Y hay una reina rebelde, sí. Pero, ¿quiénes son los malos? ¿Y los buenos? No es fácil de saber. Todos tienen sus motivos y sus secretos. Pero una sanadora no mira si el enfermo es bueno o malo. Su código le impide hacerlo. Ella los cura, los intenta salvar de la muerte aunque ellos tengan el alma podrida por las muertes que han provocado. Y con ello nos da una lección de moralidad y se gana nuestro respeto. Pero tal vez, al menos en mi caso, lo que más nos empuja a avanzar es la esperanza de ver a Kiva reunirse con su familia.

Como veis, Lynette Noni nos hace reflexionar con La sanadora de Zalindov sobre lo cruel e injusta que es la vida. Nos encierra en esa terrible cárcel para que suframos, sanemos, nos rebelemos y sobrevivamos junto a Kiva. Y después de hacer que nuestra adrenalina se dispare hasta niveles altísimos, nos deja rezando para que La prisionera de Vallenia no tarde mucho en llegar.

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