Mis días en la librería Morisaki

Reseña del libro “Mis días en la librería Morisaki”, de Satoshi Yagisawa

Mis días en la librería Morisaki

Mis días en la librería Morisaki es la primera novela escrita por Satoshi Yagisawa, que tras ganar el premio literario Chiyoda, se ha convertido en un fenómeno editorial. Las razones son obvias: declara en cada página su amor incondicional por la literatura japonesa, por los clásicos, por las historias bien narradas.

Las calles de Tokio se dividen por profesiones y en el barrio de las librerías y editoriales podemos encontrar decenas de escaparates llenos de libros, que convierten a este lugar en un paraíso para los lectores. En una de esas librerías, la que da título al libro, la joven Tatako va a empezar una nueva gracias a su tío Satoru.

A veces, cuando la vida te da una bofetada, necesitas un refugio donde respirar hondo y buscar un nuevo comienzo y Tatako que ha descubierto algo  muy feo de quien creía su novio, cree que ese refugio es su futón y que lo que le va a hacer superar el dolor es dormir todo el día. Es aquí cuando entra en escena su tío, que la invita a vivir a su casa y a trabajar con él en su librería. Esta chica no ha leído un libro tras dejar el instituto, y ahora está rodeada de ellos, pero lo que es peor, está rodeada de lectores que le recomiendan lecturas, y más lecturas, y ella sólo quiere dormir.

Poco a poco se deja llevar por la magia de los libros y nosotros nos vamos engullendo cada vez en ella. Debo confesar que me esperaba más literatura en estas páginas, que al estar ambientada en una librería encontraría debates literarios, y que podría aumentar mi lista de libros por leer con autores japoneses, pero no ha sido así exactamente. Mis días en la librería Morisaki es un libro sencillo que podría ser tratado como comedia ligera de gente que busca su sitio en el mundo y que al final lo encuentran. Y está bien así. No necesitas más.

Se nombran varios autores japoneses y un par de novelas que resultan interesantes, y no hay que añadir más porque la historia de Takako y Satoru es ya de por sí suficiente.

Ha sido hermoso imaginarme pasear por ese barrio de Jinbocho, sobre todo en la feria anual del libro de segunda mano, cuando está atestado de compradores, lectores y buscadores de tesoros. Ha sido bonito leer el desamor de Takako, el modo en que ha buscado conocerse a si misma y su relación con el tío Saturo, un hombre que bajo su fachada melancólica esconde mucha vida vivida y por vivir.

Satoshi Yagisawa ha construido una historia sencilla, pero con mucha fuerza, donde podemos encontrar amigos de verdad. Además de que podemos identificarnos con ellos o con los que están a nuestro alrededor. Por ejemplo, ¿quién no tiene un amigo que al enterarse de que te han roto el corazón corre raudo y veloz y cantarle las cuarenta a quien te ha realizado semejante ofensa? o ¿quién no tiene un amigo de un amigo que por ser su amigo ya se considera amigo tuyo y solo hace dos segundos que le conoces y aun así es verdad que lo quieres en tu vida?

Amistad, familia, corazones heridos, manos que te abrazan, amigos que te ayudan a reír o a llorar cuando no puedes hacerlo por ti mismo. Una gozada de libro donde poder encontrar respuesta a muchas preguntas que la vida nos hace.

Mis días en la librería Morisaki  ha sido un bonito descubrimiento y aunque me hubiese gustado conocer más libros japoneses, con los que hay, me siento satisfecha y con estos personajes: Tatako, Satoru, Mamoko Wada y Sabu, yo me siento bien conmigo misma y con el mundo, porque con gente así la vida es mucho mejor, y aunque sean personajes de un libro, cada vez que lo abra vivirán un poquito más en mí.

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