Ocho noches blancas, de André Aciman

André Aciman es un autor que hasta hace relativamente poco no conocía y al que me he encantado descubrir. Quizás el nombre es suene y es que, a raíz de la película Call me by your name, este autor procedente de Alejandría ha ganado cierta notoriedad. En efecto, Aciman es el autor de la novela en la que se basa la maravillosa película de Luca Guadagnino que recibió el Óscar al mejor guion adaptado, entre otros y que, personalmente, me tiene fascinada.

Leí la novela Llámame por tu nombre hace unos meses y os lo conté aquí. Aún sigo pensando que es un libro precioso, que la adaptación al cine ha sido uno de las mejores adaptaciones que se hayan hecho últimamente y que André Aciman tiene un increíble don para narrar historias de amor.

Cuando un lector queda tan encantado con lo que un autor ha escrito lo normal es querer leer más obras suyas, ¿verdad? Eso es lo que hice. Me puse a investigar un poco y descubrí que Lumen había editado otra de sus novelas: Ocho noches blancas. El título ya me volvió un poquito loca, porque soy tremendamente fan de la novelita de Dostoievski llamada Noches blancas (reseña aquí), así que he de confesar que me agradó descubrir este guiño del autor al escritor ruso.

Si Llámame por tu nombre es una novela que devoré en prácticamente un día, Ocho noches blancas me ha durado quizás más de lo que debiera. Y es que, a pesar de ser novelas en cierto modo parecidas, Ocho noches blancas tiene un tempo diferente, más lento, más calmado. En esta ocasión, Aciman vuelve a narrarnos una historia de amor (quizá no tan redonda como la de Oliver y Elio), pero igualmente conmovedora y con ese toque tan suyo para dotar a los personajes y sus conversaciones de magia. Sí, creo que lo hace Aciman tiene algo que ver con la magia.

La noche de Navidad, un joven de veintiocho años llamado Henry acude a una fiesta en un fascinante apartamento del Upper West Side neoyorquino. Entre tanta gente desconocida, la voz de una joven destaca entre todas las demás. “Soy Clara”, le dice acercándose a él y en ese mismo instante en que escucha a la joven pronunciar su nombre sabe que su vida, en cierto modo,  acaba de cambiar. Desde entonces se sucederán ocho noches, ocho noches blancas, en la que los dos protagonistas volverán a encontrarse y a lo largo de las cuales se desarrollará la trama de esta novela.

Como ya os he dicho antes, Aciman sabe escribir sobre el amor como pocos escritores. A mí al menos me encanta su estilo y me siento bastante identificada con él y las emociones que transmite. Sabe cómo hacerlo. Sabe cómo tocarme la fibra sensible este escritor. Con Ocho noches blancas lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a enamorarme del amor, aunque suene muy cursi y muy de folclórica esta última frase.

 

 

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