Paper Girls 1, de Brian K. Vaughan y Cliff Chiang

Paper Girls 1Madrugada de Halloween. Calabazas aún decorando los jardines de la barriada de Cleveland donde una pandilla de jóvenes rezagados continúan buscando diversión, por supuesto, disfrazados. Y por supuesto, gamberros. Hay un Freddy Krueger. También hay un póster de Depeche Mode decorando las paredes de una habitación. Y hay cuatro chicas. Cuatro chicas que montan en bicis y reparten periódicos. Es 1988. Es Estados Unidos y, según nos ha enseñado la cultura popular norteamericana, a un grupo de adolescentes que montan en bici les suelen ocurrir cosas muy molonas. Y es justo lo que va a suceder en Paper Girls 1.

Hacía bastantes semanas que no leía cómics. Mi atención lectora se ha basado últimamente en novelas de ficción, libros de Historia y los textos de los ingredientes de la comida de mi gato. En serio, ¿qué les damos de comer a nuestras mascotas?
Al lío. Alguien me comentó un poco por encima de qué iba este cómic —esto es, menos de lo que llevo escrito aquí— y me convenció. Me convenció porque las historias sobre repartidores de periódicos, en este caso, repartidoras, siempre ha sido un elemento popular de la cultura estadounidense que me ha gustado mucho. Y porque la trama iba a tener muchos tintes de las películas de los años ochenta con grupos de jóvenes como protagonistas. Y porque los creadores estaban mostrando un profundo interés en no querer dar apenas detalles de los sucesos misteriosos que iban a ocurrir en la historia. Total, que dije: esto mola.

Después indagué quienes eran los creadores y descubrí que el guión lo escribía Brian K. Vaughan, autor de Y, el último hombre y Saga. Ambas las tengo pendientes de leer, por lo tanto, en cuanto a guión, no estaba muy seguro de qué me iba a encontrar. Ahora, en cuanto a dibujo, esto es otra cosa. A él le conozco bastante mejor y me encantó. Se trata de Cliff Chiang, que ha realizado un trabajo excelente en su reciente etapa en Wonder Woman junto al guionista Brian Azzarello. Puedes leer las reseñas que Diego Palacios le dedicó en Lyl.

Cliff Chiang ha ideado unos personajes muy definidos con estilos bien diferenciados y con sus ilustraciones ofrece una narración tan visual que consigue que las viñetas cobren movimiento, contando la historia sin necesidad de textos. Por supuesto, los que hay, son perfectos. Buenos diálogos que te meten de lleno en la historia y te permiten apreciar el registro de cada uno de los personajes. No sé vosotros pero yo, según veía los dibujos y los diálogos, leía poniendo distintas voces a cada una de las repartidoras. Especial atención a una de las viñetas en las que una de las chicas habla mientras se enciende un cigarrillo. Comprobadlo y decidme que no lo habéis leído simulando tener el cigarrillo entre los labios. Y en cuanto a color, la labor de Matt Wilson es sensacional, aplicando una limitada paleta de colores sólidos para crear la ambientación e iluminación correcta en cada una de las viñetas.

Como la idea principal de sus autores es no desvelar apenas nada sobre lo que va a suceder, yo no seré quién para destripar nada de lo leído en Paper Girls 1, al menos, no nada relevante, pero sí puedo adelantar, y es algo que a mí me ha cautivado, y es su intención de transportarnos a una época de juventud más inocente, con más encanto. Si bien es cierto que las referencias visuales con películas como Los Goonies o la más reciente de inspiración retro, Super 8, van a ser una constante durante toda la serie, también nos va a ofrecer originales giros argumentales y sorpresas que nos dejen con ganas de leer el siguiente número.
Aquí debo incidir en algo importante; el cómic, perteneciente al sello Image, se ha editado en España gracias a Planeta Cómic respetando el formato grapa de su edición original. Benditas sean las grapas.

Y benditas sean porque esta serie de cómics ha nacido con la idea de contarse de forma periódica dejándonos con la miel en los labios hasta el siguiente mes —que en España será en septiembre—. Leyéndolo de ese modo es como más se puede apreciar esa sensación de suspense con el que, al igual que han hecho en este primer número, nos dejan en su última página. Os sorprenderá.

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