Regreso a Twin Peaks, de VV. AA.

Regreso a Twin Peaks

La vida, el tiempo, es lo que ocurre entre una temporada y otra de Twin Peaks. O sería bonito que así fuera. Laura Palmer nos lo prometió en los años 90. “Volveremos a vernos dentro de veinticinco años. Mientras tanto”. Puntos suspensivos. Y quizás, después de todo, esto sea lo más interesante. Ese “mientras tanto”. Porque David Lynch, que tiene un poco de genio y otro de visionario, tal vez loco, pareciera que pudiera incluirnos en sus historias, jugar con nosotros, los espectadores, como un ingrediente más y borrar el tiempo. Nuestro propio tiempo. Ese “como decíamos ayer” a lo Fray Luis de León.

A David Lynch hay que seguirle un poco de cerca para apreciarle. Con una personalidad muy marcada, sus productos, sus películas, responden a una particular manera de mirar el mundo, especialmente creativa e instintiva, basada, en parte, como ya confesara en Atrapa el pez dorado, en la meditación y fuertemente arraigada en el subconsciente.

Sobre su mirada, precisamente, en Regreso a Twin Peaks, el libro que, coincidiendo con el estreno de su tercera temporada, ha publicado Errata Naturae, Hilario J. Rodríguez recupera esta cita del propio director que probablemente encierre toda su esencia:

“Durante mi infancia, mis padres y yo tuvimos una vida como la que mostraban aquellas series de televisión de la época, con una familia y un perro muy felices. (…) Había casas bonitas, calles con árboles a ambos lados, el repartidor de la leche y muchos, muchos amigos. Era un mundo de ensueño, con aviones que de vez en cuando cruzaban un cielo muy azul, talanqueras, hierba verde y cerezos. La típica imagen americana de postal. Pero luego resultaba que en el cerezo había una secreción viscosa, parte negra y parte amarilla, y millones y millones de hormigas rojas que corrían por aquella secreción y cubrían completamente el árbol”.

En esta obra de ensayos y opiniones sobre Twin Peaks, que, como dato, iba a llamarse originalmente Northwest Passage, un amplio número de autores, críticos, cineastas, directores y especialistas, diseccionan la ficción que más revolucionó y cambió la televisión en los años noventa, llegando a inspirar a otras series posteriores como Perdidos, Expediente X, Fringe, Hannibal, True Detective o, incluso, Los Soprano, según confiesa el propio David Chase entre sus páginas.

Un interesante y minucioso repaso sobre los aspectos más variopintos del que fuera, durante mucho tiempo, el crimen más importante de la pequeña pantalla que permite releer o revisionar la serie desde diferentes perspectivas, incluida la nostálgica. Desde el final alternativo que se rodó con su piloto para distribuirse en Europa hasta la elección accidental del actor que interpretaría a Bob, así como la importancia del entorno y de los sueños, la filosofía de la serie y sus inicios. El libro, que incluye una interesante entrevista con el mismo David Lynch sobre su obra, revela historias como la de Peggy, la dueña del Doble R., y cómo Twin Peaks reavivó su cafetería.

Reflexiones que se enroscan a veces, muy a lo David Lynch, en los detalles, que se centran en las hormigas y en las secreciones viscosas de la ficción, y que hurgan en su final, en la simbología del director, los llantos de sus protagonistas, la dualidad de los personajes, la habitación roja, el inspector Cooper y la propia Laura.

Cinco lustros después, el también creador de Mulholland Drive ha regresado para descubrir que la serie continúa siendo igual de innovadora, valiente y arriesgada, igual o más lynchiana que nunca, capaz de volvernos completamente locos y, a veces, aunque no siempre, disfrutar de su momento. Por eso tal vez Regreso a Twin Peaks sea tan necesario hoy, por los colores y los matices, por el amplio abanico de voces que se mezclan entre sus páginas desde ángulos directos y a, veces, imposibles. No todo estaba escrito después de todo. Mientras tanto.

2 comentarios en «Regreso a Twin Peaks, de VV. AA.»

Deja un comentario