Sagitario

Reseña del libro “Sagitario”, de Natalia Ginzburg

Leer la última frase de los libros es una rareza lectora, difícil de entender pero más practicada de lo que podrías imaginar. En este caso no hay peligro de spoiler y, sin embargo, sí es una invitación más para leer Sagitario: “Era la sonrisa de quien prefiere que lo dejen al margen para desaparecer poco a poco en las sombras” (p.99)

Porque Sagitarioesta pequeña novela escrita en 1957, nada más y nada menos, es difícil de reseñar. Son esas historias que exceden de nuevo el “¿de qué va?”. Si escribiera que trata de una viuda con sus dos hijas que se buscan la vida para alcanzar un proyecto existencial que las haga felices, faltaría tanto. La narradora es una de las hijas, que funciona como testigo de la vida de su hermana Giulia y su madre. “Mi madre sintió entonces un gran vacío en su interior. En lo más profundo de su alma, en el mismo lugar en el que habían revoloteado todos aquellos hermosos sueños, ya no era capaz de encontrar nada” (p. 24).

Con un estilo intenso, aunque aparentemente ligero, Natalia Ginzburg aborda temas complejos como las cargas familiares, la condición subalterna de las mujeres, aunque sean ricas o la exclusión social si no se cumplen los mandatos, ya sea ser una viuda apesadumbrada y nostálgica, ya sea una joven profesora que usa “jerseys soviéticos”. La madre de la narradora, viuda sí, pero llena de vitalidad y deseos, sueña con montar una galería de arte. Mientras tanto, trabaja con sus hermanas en una tienda que detesta. Su personalidad y sus preferencias estéticas chocan con un mundo demasiado gris para ella.

Sin embargo, cuando se hace amiga de Scilla, una supuesta rica con posibles amigas inversoras, deciden que deben conseguir más dinero para la galería y se proponen abrir una tienda que llamarán con su signo del zodiaco, a saber SagitarioPero esta sería poco más que una anécdota de cafetería o de patio de vecinas si no viniera acompañada en cada situación de guiños a la época, reflexiones a diversas ideologías e incluso bromas con el autor de “El crepúsculo de los dioses”.

Desde el momento de la decisión de emprender, hasta el final, acompañas a las protagonistas en su deriva por aquellos caminos que la vida te pone delante y que cuando reconoces por dónde vas, ya es demasiado tarde. Antes de abrir el libro pensé que el título Sagitario podría tener que ver con las características asociadas a la constelación de estrellas del centauro con el arco y la flecha. Sin ser experta en la autora, no creo que fuera su intención aunque algunas similitudes puedes encontrarlas en el texto. En este signo de fuego, la flecha apunta e impulsa a seguir su trayectoria. Las personas Sagitario son perfiles muy positivos, personas idealistas y desde luego la madre lo es, cayendo en la ingenuidad.

Por último, uno de los hilos que asoman a la historia y se vuelven a esconder, además de las decepciones y fracasos de las protagonistas, es la crítica a la institución del matrimonio en general y a los maridos en particular. “No era un matrimonio feliz. Mi madre decía que a menudo para una mujer era mejor quedarse soltera que casarse con el hombre equivocado” (p.84). Con explícitas reivindicaciones feministas: “Tal vez para una mujer, dijo, lo más importante era tener un trabajo” (p.84).

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