Sandman. Obertura

Reseña del cómic “Sandman. Obertura”, de Neil Gaiman

Volver a leer Obertura, pero ahora en formato bolsillo, recrea en mí todos los maravillosos ratos que lleva dándome Sandman, desde principios del año 2000 cuando lo conocí. Aunque fue creado a finales de los 80. Desde entonces, quiero vivir en la cabeza de Neil Gaiman, pues nunca un autor ha sabido reflejar mejor las ideas ilógicas con las que me identifico.

Entiendo que todas las personas que estáis leyendo esta reseña conocéis a Sandman o rey del Sueño o Morfeo o uno de los Eternos, hermano de Muerte y Deseo, entre otros. Y si algún mortal aún no ha oído hablar de la primera historia del mundo, ya hay podcast y pronto habrá serie. Aunque, si ocurre parecido a otra de las producciones de Gaiman, American Gods, siendo buena adaptación a la pantalla, no le llega ni a la punta de los zapatos al texto. Nada nuevo en el horizonte.

Obertura como palabra es definida en la primera página. En una de sus acepciones puedes leer: “la primera parte de un acontecimiento. El principio de algo”. Es lo que se dice una “precuela”, palabra horrenda donde las haya. Claro que necesaria porque si comienzas leyendo el primer volumen “Preludios y Nocturnos”, te encuentras con un Rey del Sueño capturado por vulgares artes mágicas humanas y eso, en honor de la verosimilitud, había que explicarlo. La cuestión del mito fundacional o el origen de nuestras historias es propia de todas las culturas. Aquí recientemente tenéis el texto amable del Génesis, en la colección de Clásicos Liberados de Blackie Books, en la que vais a encontrar el más famoso: “Once upon a time…”, que no es ni más ni menos que una Obertura.

Lo genial -de genio- de Gaiman es su capacidad para entrelazar, que no mezclar, las distintas influencias en las literaturas comparadas. Me explico: en su Obertura se articulan todas las tradiciones literarias imaginables, desde la teología judía, hasta la ciencia ficción apocalíptica, pasando por el consumo de psicoactivos o las primeras historias deducidas por bajorelieves mesopotámicos. A pesar del inmenso bagaje cultural que demuestra, nunca tendrás la sensación de masticar arena leyendo las palabras de Gaiman. Más bien, la deliciosa sensación de leer las referencias adecuadas que describen a la perfección “eso” que siempre has sentido y nunca has sabido decir.

Algunos detractores de la saga, detestan este amor por las mitologías y lo simbólico. En fin, no todo puede ser “línea blanca” y Tintín. De hecho, los dibujos de J.H. Williams III y las increíbles portadas de Dave McKean, convierten Obertura en otra joya que se suma a los títulos originales. McKean domina la técnica del collage, el remix, lo híbrido que dirían ahora. Y la composición de la página, onírica, surrealista, que te obliga a mover el cómic para leer el texto, es absolutamente coherente con el artefacto novela gráfica que tienes entre tus manos.

Mucho cuidado con leerlo antes de dormir pues invariablemente caerán sobre ti los polvos del saco de Sandman y, desde esa noche, serán tus sueños los que definan tu mundo. Nunca más volverás a ser víctima de Corinto y sus pesadillas, pues estar bajo la protección de este personaje triste, cargado de responsabilidad y sentido de la misión que le ha sido otorgada, será garantía de profundidad y goce. 

Con Obertura, entenderás la complejidad fractal de la existencia. Lo que es y no es al mismo tiempo. Lo dicho sin decirlo. En fin, cuando digo “entenderás” diré que se abre una puerta en tu mente-alma-cuerpo, pues como dice Sandman, solo el sueño “abre puertas”. Desde luego, para leer las piezas del puzzle de Sandman debes liberarte de todo prejuicio y estar dispuesto a asumir la contradicción. La lógica racional es simple y en los guiones de Gaiman se ven sus costuras, incapaces de trasladar una composición de paisaje.

El resto de los Eternos, juega distintos papeles a lo largo de la colección de Sandman. Mi preferida siempre fue Muerte, la hermana mayor, con su espiral bajo el ojo y su anj al cuello, que define la íntima relación entre los dos planos de la existencia en eterno ciclo: la vida y la muerte. En Obertura tiene un rol principal Deseo, su hermano-hermana, escrito mucho antes de la expansión de la teoría queer, y Destino, su hermano con el libro que contiene el todo y todos los acontecimientos, sin perspectivas subjetivas. También aparece su padre Tiempo, o Cronos o Saturno, como veas, y su madre Noche. Y una niña que vive cerca de la Ciudad de las Estrellas y cuyo nombre coincide con el último mal de la caja de pandora: Esperanza.

Si no habías encontrado el momento, o el dinero, para empezar a leer Sandman, con esta edición de bolsillo de Obertura no tienes excusa. Son buenos tiempos para recuperar la fe en los sueños, porque como dice la contraportada: “Soy Sueño. Y estoy preparado para aquello que me espere”.

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