Traducción del silencio, de Trinidad Ruíz Marcellán

Traducción del silencio ¿Tiene traducción el silencio?

¿Y el dolor?

¿Y la soledad, el miedo, el frío…?

Todo está en las palabras y todo tiene traducción. Para todo hay una palabra, y donde no llega la palabra, llegará el verso, esos que brotan directamente del alma que las acobija.
Esto es lo que ha hecho nuestra querida Trinidad Ruíz Marcellán, eterna editora que durante tantos años nos ha privado de su voz propia para ofrecernos las de los otros. Otros dolores, otras ausencias, otros silencios…

LA muerte
hace inmortal la ausencia

El mundo perdió la presencia de Marcelo Reyes. Compañero de proyecto editorial y compañero de vida de Trinidad, dos poetas y una vida… Y me ha encantado que no le dedique el libro a él, porque “Con Marcelo Reyes” reza el inicio del libro… porque aquellos a los que queremos nunca mueren mientras están en nosotros. Al final veremos que la dedicatoria será a sus hijos.

DÓNDE la risa
el silencio.
La felicidad
quimera
bordada a mano
de nieve y música.
Tierra hollada
yacente
figura en niebla.
Libre destino
adelante
hacia arriba.

Les decía que ambos son poetas, porque para compartir como proyecto la firma editorial de Olifante hay que ser poeta, hay que amar la poesía…

PRESIDE aire
como onda celeste
empapada en vida.
Honda espina
dolorosa y lenta.

Siempre me ha parecido curioso que un amante tan grande de las artes fuese profesor del Departamento de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza, supongo que alguien debe encargarse de esa parte más material de la vida 😉

¿Para quién
vivir?
Silencio.
Vacío.
¡Para la vida!

El Festival Internacional de Poesía del Moncayo seguirá porque Trinidad tiene la fuerza de ese macizo y la sensibilidad de cada uno de los copos que acarician su cumbre a principios de noviembre.

INVISIBLE,
No te arrebatan
El pensamiento.

Fúndete con las alas
de acero inoxidable
que te cobijan.

Espejo del cielo,
el campo de recibe.

El poemario de Trinidad nos va empapando, se nos va introduciendo poco a poco en la vida propia, en los silencios propios, en las ausencias más personales. Lo poemas y la poeta se nos hacen presentes a través de las palabras y de los espacios en blanco, y vivimos junto a ella las palabras que ya quiso dejar Quevedo, como tantos y tantos poetas; el amor que transciende la vida, el amor que es, en palabras de Trinidad, más poderoso que la vida.

VERÁS cómo crece
la mimosa de Tasmania
que da sombra a tu ventana.
Entre las dos te auparemos
sujetando tus vértebras rotas
y desplazadas a otro mundo.

Amor más poderoso que la vida.

Un pequeño “Álbum de fotos de Marcelo y Trinidad”, cierran este poemario, tres imágenes que pueden ser ellas mismas tres poemas, tres recuerdos, tres sueños… Una vida.

Otra pequeña joya que nos deja esta colección de Olifante llamada “Papeles de Trasmoz”, esos pequeños libros que tan grandes se hacen en nuestras manos.

La última vez que vi a Trinidad no fui capaz de decirle lo que sentía, probablemente ya no fuera el momento, y pienso que es más que probable que también sea yo de llenar los silencios con poemas… O con reseñas. Y es casi seguro que ella, que tan bien conoce a los poetas, y como ya les he contado no solo por serlo, haya sabido traducir aquel silencio y mi cariñoso abrazo en los versos que mayor consuelo le hayan procurado.

2 comentarios en «Traducción del silencio, de Trinidad Ruíz Marcellán»

  1. El silencio que nos tranamite Trinidad es un silencio para llenarlo de palabras. Con un café o una copa de vino de la garnacha de la zona, porqué no? Llenarlo de palabras con la gente que la quiere y a la que quiere, sentados bajo la mimosa de Tasmania cuando explote la primavera en esa tierra dura y agreste que, una vez que se conoce, no se puede dejar de amar.
    Y al apurar el vino rojo, fuerte y con carácter, llenar ese silencio de risas por los años vividos con su amado que estarán llenos de situaciones tristes pero mucho más llenos de vivencias alegres y seguro que alguna que otra que abran la puerta a la risa. Purificante como o más que las lágrimas.

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