Pensar rápido, pensar despacio

Pensar rápido, pensar despacio, de Daniel Kahneman

pensar-rapido-pensar-despacio

Todos nos consideramos seres racionales. Todos creemos que dominamos lo que hacemos, lo que sentimos, cómo actuamos. Sin embargo, si escarbáramos un poco más en nuestro interior, nos daríamos cuenta que muchos de los procesos que se crean dentro, son los encargados de hacer que nuestra percepción de la realidad sea de una manera determinada o de otra. ¿Todos vemos lo mismo en la misma situación? ¿Todos razonamos de la misma manera? Obviamente, la respuesta es no, pero nos resistimos, a pesar de ello, a creer que la persona que tenemos delante sea la que lleve la razón. Porque ya se sabe: existen tres verdades, la tuya, la mía y lo que sucede en realidad. Y si, yo os dijera que aquí encontraréis un rinconcito de reflexión para ver que aquello que pensamos es mucho más complicado de lo que parece en realidad, ¿os animaría eso a seguir leyendo? Yo espero que sí, ya veréis.

Nuestro cerebro, ese que tanto quebraderos nos da de vez en cuando, ¿verdad?, tiene dos sistemas de razonamiento: llamemos al primero Sistema 1: actúa de manera rápida, instantánea; el sistema 2, sin embargo, es el que se toma su tiempo para llevar a cabo la toma de decisiones. Así, de la relación entre estos dos sistemas, es cuando sabemos por qué nosotros, seres racionales por naturaleza (o quizá no tanto) pensamos como lo hacemos.

Os propongo un ejercicio. Mirad la imagen y contestad a la pregunta: ¿cuál de las dos líneas rectas es más larga?

lineas-muller-lyer

A los que ya conocierais este ejercicio no os habrá resultado dar con la respuesta. A todos aquellos novatos en estas lides aquí la tenéis: las dos líneas rectas son iguales. Y así, con este simple ejercicio, es como Daniel Kahneman nos introduce en un mundo apasionante en el que el cerebro y la toma de decisiones son los puntos claves para caminar por esta realidad que nos ha tocado vivir. Porque, ¿quién no se ha encontrado muchas veces en la situación de pensar una cosa que después, cuando lo que llamamos razón, ha entendido que no era tal? Y es que en este mundo de locos que nos ha tocado vivir, todos alguna vez nos hemos encontrado ante errores de percepción, ante errores de pensamiento que no sabíamos que eran tales y que nos han llevado por caminos que nadie hubiera querido. Así, “Pensar rápido pensar despacio” nos da las claves para que, en un futuro esperemos no muy lejano, podamos pensar antes de actuar, pero no hacerlo de cualquier manera, sino entendiendo en todo momento por qué sucede lo que sucede en nuestro interior. ¿Un libro sobre el cerebro? ¿En serio eso es interesante? A los que os hayáis hecho esta pregunta, espero que lo hayáis hecho desde vuestro Sistema 1, ese que va a mil por hora y que muchas veces nos anima a decir cosas sin pensar demasiado, porque si de algo viene nutriéndose la buena literatura, sea narrativa o ensayo, es de poder entender mucho más lo que nos pasa al ser humano en el interior. Y se agradece que, por una vez, el vocabulario que emplea Daniel Kahneman sea tan accesible para los que no somos doctor honoris causa en la materia.

Pensemos sobre como pensamos. Ese es el verdadero ejercicio que nos propone este libro, esta metacomunicación sobre una parte de nuestro organismo que muchas veces pasamos por alto y que, paradojas del destino, rige nuestras vidas en la mayoría de los casos. Porque, si no pensáramos, ¿acaso no estaríamos todos avocados al más puro caos?

Así que yo os animo a una cosa, a una cosa simple, pero a la vez complicada: pensad, pensad sobre lo que pensáis, y después, sacad conclusiones.

1 comentario en «Pensar rápido, pensar despacio»

Deja un comentario