A corazón abierto, de Elvira Lindo

a corazon abiertoA corazón abierto, de Elvira Lindo. Otro de los libros que he leído en estos días de confinamiento, que también he de confesar que en poco o nada a afectado a mi vida laboral pues estoy dentro de ese grupo de gente que no ha dejado de trabajar pues vivo en un zona rural en la que en mi calle no ha llegado la fibra por lo que el teletrabajo es todavía un sueño. Pero sí es cierto que mi jornada de trabajo ahora es continua con lo que las tardes dan para mucho más. Será por eso que ahora entiendo que la gente que trabaja de manera continua tiene un mundo abierto a muchísimas más posibilidades…

Imagino que todo el que trabaja con jornada partida me entiende, pero tiempo tendremos de hablar de eso cuando la vida regrese a la normalidad, o incluso cuando se fije esa “nueva normalidad” de la que se habla. Porque no sé si algún día podemos volver a hablar de normalidad como aquello que todos conocíamos.

Lo que sí quiero compartir con todos vosotros es que leer no me está resultando fácil, es probable que me falte concentración por el estrés que me produce esta nueva vida. Espero que si a alguno os pasa esto os ayude a comprender que es algo que nos está pasando a muchos y que por eso hay que leer por gusto, sin forzar, si fluye la lectura adelante, si se nos hace una montaña dejarla y cambiar de libro o de actividad… Somos humanos.

Pero vamos al tema, y el tema es Elvira Lindo, y en su día ya les conté al hablarles de Mejor Manolo la última novela de la saga de Manolito Gafotas que publicó.

Me gustan los artículos de Elvira Lindo, quizá compartir generación me hace ver las cosas desde una perspectiva parecida, y lo que ha pasado con este libro es lo mismo, es una vuelta a mi propio pasado. Y no hace falta que mi padre o mi madre fueran igual que los suyos, o que mis hermanos sean más o menos, o que mis abuelos maternos tampoco estuviesen pero si los paternos… Porque lo que sí era igual era la vida. Y también mi vida ha sido una vida en movimiento.

Ya saben que esta novela es absolutamente personal, es en realidad su infancia y su juventud novelada y vista desde una posición de la adulta que hoy es. Así que hay que situarse en el Cádiz del 62 de donde partimos, aunque nos tendrá que poner en contexto a la familia de su padre y a la de su madre, pero el protagonista del libro sin duda alguna será él, su padre, del que nos contará todo… Todo lo que ella quiere, claro.

Empezamos en Cádiz pero terminaos, como no podía ser de otra manera en Madrid, en esa ciudad que tanto quiere y que tanto la quiere… Allí estudió periodismo en la Complutense y empezó a trabajar en radio, el medio que yo creo que más le va. Yo la conocí, como ya saben, cuando entraba con Fernando Delgado en A vivir que son dos días de la Cadena SER y de donde surge el personaje de Manolito Gafotas. Yo también soy muy de radio, también eso me une a nuestra autora.

Leyendo el libro he reflexionado mucho sobre la literatura que nos están ofreciendo en este momento muchos autores, aunque autoras como ella o como Marta Sanz ya llevaban muchos años haciéndolo sin esconderse… Este libro quizá, como me pasó en su día con Ordesa me ha hecho reflexionar más que por lo que cuenta, por cómo lo cuenta. Es un libro para poder abrir un buen debate en el club de lectura. Nos decía Elvira Lindo al promocionar su libro Lo que me queda por vivir, que era “lo más personal que he escrito. He puesto todo el corazón”… Ahora nos cuenta lo suyo y lo de los demás, y también pone el corazón, la memoria, el recuerdo y la exposición clara de su familia, de su vida familiar…

Podemos estar más o menos de acuerdo en esas exposiciones que se están haciendo de la vida propia o ajena no imaginada sino vivida por el autor, o autora, pero desde luego no podemos decir que Elvira Lindo no haya hecho literatura con su obra, no solo por lo bien que la ha novelado, sino porque ha descompuesto vidas para recomponerlas formando una nueva con palabras, frases y pensamientos espléndidos…

No puedo olvidar ese momento en que nos lleva, como el que no quiere la cosa, del entierro del padre al amotajamiento de la madre; rematando la escena diciendo que “En la melancolía o en la pena siempre hay un recoveco por el que se filtra la alegría”… Esa frase me emocionó, supongo que porque es es mi manera o quiere ser mi manera de ver la vida, y ahí está la Elvira Lindo más parecida a su padre, mucho más de lo que quizá ella misma crea, y claro, este libro puede ser mucho más personal de lo que ella misma había calculado.

El libro me ha gustado, y sí, nadie necesita leer un libro como este para recordar su vida, pero leerlo es una delicia para comprender que todos tenemos un pasado, una mochila con la que venimos, como nos suele recordar Amparo en las reuniones del Club de Lectura “Leídos y Liados”, y este tipo de libros nos puede ayudar a mirar el interior de esa mochila sin rencor y con cariño, y así comprender y sobre todo comprendernos más y mejor.

 

Deja un comentario