Cocina de resistencia

Reseña del libro “Cocina de resistencia”, de Alberto Chicote

cocina de resistencia


El año pasado, durante el confinamiento, a muchos nos entró la extraña y repentina fiebre de la repostería. Nos dio por hacer bizcochos y, sobre todo, pan. Al igual que los rollos de papel higiénico, hubo alguna ocasión en la que la levadura se agotó en los supermercados. No exagero, a mí me pasó. Sí, yo también hice bizcochos. Y pan. Y pastas, y rosquillas. Y ya. Hasta ahí.

Durante ese periodo, Chicote publicó en su Instagram unas recetas con los ingredientes que tenía a mano, nada de irse a quinta cojonia a buscar ingredientes exóticos y rimbombantes, nada de platos minúsculos que te comes de un bocado, nada de experimentar con hidrógeno líquido, nada de nouvelle cuisine. No. Con lo que tenía en despensa, nevera y congelador, aprovechaba todo para no tirar nada a la basura hacía pim pam trucu trucu. Casi todas las recetas que aparecen ahora recopiladas en este libro pertenecen a esa etapa.

¿Se puede reseñar un libro de recetas? Hombre, por poderse se puede reseñar hasta el prospecto de una caja de supositorios, pero es algo complicado.

Si Cocina de resistencia fuera un mero libro de recetas y ya puede que no existiera esta reseña. Pero Chicote no se ha conformado con enumerar una lista de ingredientes de cada receta y desarrollar su elaboración, dar consejos de posterior conservación… No. Chicote, no se limita a ser cocinero, gran comunicador, ávido lector y  friki de cuidado, –y por todo eso le admiro y guardo como un tesoro la foto que me hice con él en unos premios Planeta –sino que, además, sabe escribir con clase y configurar su propio estilo.

A lo que iba. Antes de cada plato, Chicote nos cuenta recuerdos asociados a este, o reflexiones, momentos, anécdotas, olores, gentes, familias… No olvidemos que el olfato es el sentido más “emocional”, olemos con el cerebro y los olores son capaces de despertar en nosotros recuerdos que creíamos olvidados.

Chicote no se considera escritor, pero no le faltan tablas a la vista de la forma en la que nos cuenta cosas como la primera vez que comió una hamburguesa, la españolidad de la mayonesa, la morriña cuando trabajaba en Suiza, el no poder quemar junto a su hermano el azúcar del bizcocho de Purita…
Pero bueno, supongo que si has entrado a leer esta reseña a lo mejor te sobra todo este rollo y quieres ir al grano: saber si merece la pena por lo que realmente ofrece, que son las recetas. Pues sí, amigos. Rotundamente.

En Cocina de resistencia aparte de regalarnos de manera clara y detallada el asunto pormenorizado de la ejecución del plato también se nos sugieren variantes y formas de aprovechar al máximo los ingredientes.

No solo vamos a poder cocinar primeros platos (gazpachos, ensaladas, espárragos, alcachofas, berenjenas, champis, croquetas, patatas, sándwiches, pizzas,…), segundos platos (albóndigas, chipirones, cocochas, atún , dorada, lubina, bacalao, trucha, garbanzos, alitas de pollo, cachopos, pollo, costillas, conejo, cocido madrileño, canelones, lasaña, lentejas,…) y postres (arroz con leche, bizcochos, flanes, galletas, magdalenas, pasteles de Bélem, rosquillas, tartas, torrijas,…) sino que también podremos aprender a hacer bases y fondos de nevera como panes de hamburguesa, masa de pizza, focaccia, panes de leche, salsa boloñesa, mayonesa,…

Además, Chicote nos recomienda no ser estrictos con la receta. Que juguemos con ella, que la preparemos a nuestro gusto. Hay ingredientes esenciales, inamovibles, lógicamente, pero nos anima a ser creativos y flexibles cambiando o añadiendo según nuestros gustos o los de aquellos a los que queramos agasajar.

Pero por encima de todo, lo que destaco es que, como él dice, cocinar es otro ingrediente más de nuestra propia felicidad.

Hacer algo tú mismo, no comprarlo ya hecho, sino “fabricarlo” con tus manos, con tu tiempo, con tu ignorancia inicial siguiendo unas instrucciones, mientras piensas en la cara (suponiendo que salga bien, claro) de satisfacción que van a poner tu familia o amigos, es algo que te hace feliz y te aporta un bienestar difícilmente comparable con nada.

Poco más puedo añadir. Las recetas de este libro son putamente fáciles y asequibles. Bien explicadas y detalladas y componen un amplio abanico de posibilidades. Y las fotos no tienen trampa ni cartón.

Solo queda ponerse manos a la obra y ¡que aproveche!

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