Flor de Arrabal

Reseña del libro “Flor del Arrabal”, de Carmen Santos

Se ha hecho de rogar Carmen Santos con este libro pues ya nos tenía acostumbrados a una “rutina” de un gran libro cada tres años, pero ahora hacía ya seis que esperábamos éste que he tenido entre mis manos durante toooda la Semana Santa, ha sido un buen momento para adentrarme en esa parte de Zaragoza en la que se centra el inicio de Flor del Arrabal, esa margen izquierda del Ebro en la que yo misma pasé mi niñez y juventud, aunque con más de un siglo de diferencia.

Los que hemos crecido en esa margen izquierda sabemos que nuestro cine era el Cine Norte, ese era el límite que muchos padres nos ponían hasta cierta edad. Para cruzar el puente sobre el río Ebro e ir al cine Pax había que esperar algún año más.

En la ciudad de Zaragoza sabemos que el río ha sido siempre un hecho diferencial, la zona derecha, o lo que es lo mismo, la zona más conocida para todos, aquella en la que está El Pilar, La catedral de la Seo o el Palacio de la Aljafería, pero también El Tubo, esa zona de bares en la que casi todos se han adentrado alguna vez, ¿quizá para ir al Plata?, un local de variedades que yo aún recuerdo en su estado original tal como era cuando fue inaugurado en 1920, cerró en un año muy emblemático para este país, 1992, y gracias al empeño de muchísima gente, por su valor de enclave histórico se hizo una rehabilitación en la que se conserva la esencia de lo que siempre fue, y en 2008, en plena Expo, cuando abrió de nuevo sus puertas.

Dejamos el río para adentrarnos en la vida de Florencia, nuestra Flor, una niña que ha crecido en una zona marginal, porque seamos sinceros “los arrabales” siempre han sido las hermanas pobres de las ciudades. Florita, Flori, Flor. Huérfana de madre desde niña y sin nadie que la protegiera del hambre y de las palizas de su padre que le han acompañado durante años. Tampoco sus hermanos llevan una vida mejor. A través de los acontecimientos históricos que nos va relatando la autora nos vamos centrando sobre la época en la que nos está situando.

En primer lugar uno de los hermanos, el mayor, se alista para ir a África donde el ejército español no tenía las cosas muy bien durante la Guerra del Rif.

Por otro lado, nos anuncia los hechos que dan paso a una inminente guerra en Europa. Así pues, estamos en los albores del Siglo XX.

Es una novela histórica, ya sabemos que a Carmen Santos le gusta que sus novelas nos lleven a través del tiempo como si fuese un río, ella se siente cómoda y segura en este terreno, y el viaje lo haremos acompañados de Flor. Y el viaje no será fácil, porque la vida no era fácil, pero esta autora tiene siempre la virtud de mostrarnos mujeres fuertes que crecen… aunque sea a base de golpes, es cierto, pero mujeres que aprenden también de ellos.

Los momentos más dolorosos para Flor como mujer, la autora no nos los ahorra, pero lo ambienta tan bien en el momento en el que se viven que comprendes la respuesta de Flor y esa necesidad de “tirar pa lante”, y es que el mundillo del espectáculo para una niña de 14 años no era seguro, Flor tiene que hacer cosas que le duelen a ella y que nos duelen a los lectores, pero para ser libre e independiente los pobres siempre tienen que pagar un precio.

Leo ligera porque los diálogos, en lo que es especialista la autora, te adentran en el tiempo y el momento en el que estamos, y me empujan página a página, pero también ando atenta a la narración, porque incluso en los malos momentos hay lugar para el amor. Ese amor al que todos le recomiendan que no ceda, que nunca los pobres sacan nada bueno de eso…

“Aquella noche de descubrimiento nos olvidamos de que éramos jóvenes viejos, criados en un mundo de pobreza, explotación y humillaciones donde la inocencia se evapora pronto y las dichas parecen siempre destinadas a otros. Fuimos solo dos jóvenes ilusionados que entrelazaban sus cuerpos por primera vez…”.

La literatura, la música, el cine, la historia… Todo un mundo que la autora domina y por el que tiene sabiduría y pasión. Galdosiana ella pero con arrebatos más cercanos a la Pardo Bazán, más valiente, más arriesgada en la descripción de las escenas de amor y sexo, pero eso es algo que ya saben quienes han leído el resto de sus libros.

Recrea en Madrid el momento de la llamada en Europa Gripe española y en España “soldado holandés”, de no ser porque vemos que esto es en la primera mitad del libro podríamos pensar que está reviviendo esta maldita pandemia que nos asola hoy.

Tal como dice la autora “Esta novela, que es un retrato de mujer con elementos románticos y a la vez tiene algo de ‘Forrest Gump’, también es un libro sobre los movimientos sociales, la violencia anarquista, que fue tan importante cuando Flor estaba en Barcelona, pienso en el atentado al Liceo, las guerras…”. Guiños a sus lugares preferidos, Zaragoza, Madrid, Barcelona, París… Y Aguarón, y su vino,,y esa Alemania en la que ella misma pasó su infancia.

Cambian los años pero permanecen los lugares.

Ya ven, en Flor del Arrabal, nos vamos a encontrar con todo y de todo, personajes bien perfilados que, como en la vida, nos resultarán mejores o peores, pero todos muy humanos, con sus miedos y aspiraciones. Un novelón bien estructurado que les durará entre las manos más de un fin de semana. Un largo cuplé en el que vemos la transformación del mundo a través de la vida, y su periplo español y europeo, de la que ya se convertirá para siempre, en nuestra querida Flor del Arrabal.

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