La semilla y el corazón

Reseña del libro “La semilla y el corazón”, de varios autores

la semilla y el corazón

Voy a empezar esta reseña con una confesión. Haber leído La semilla y el corazón ha sido en sí mismo un acto de valentía tremendo. Pero valentía de la buena, esa que te hace no pensarte las cosas dos veces y lanzarte a la piscina sin ni siquiera plantearte que pueda estar vacía. No, no pienses que soy tremendista. «Es tan solo un libro», estarás diciendo. Sí, pero déjame contarte una cosa: ahora mismo tengo un bebé de nueve meses que reclama mi atención las veinticuatro horas, lo que me deja muy pocos ratitos para poder leer en condiciones. Así que cada vez que me planteo qué libro escoger, siento un vértigo tremendo en el estómago, porque tengo la sensación de que debo hacerlo a la perfección, de que no me puedo permitir empezar un libro que no me va a gustar o, como en este caso temía que pudiera ocurrir, que no comprendiera. Sí, sé que es un poco agobiante, y definitivamente no es la mejor forma de enfrentarse a la lectura, pero ahora mismo estoy en modo «supervivencia» y es lo que hay. 

Y sí, leer este libro me daba un miedo tremendo, porque si bien me gusta la cultura japonesa, no es algo de lo que entienda en absoluto. Ni siquiera soy una de esas personas que se empapan con películas, series o videojuegos. Me gusta, me atrae, pero reconozco que hay otras culturas que terminan por acaparar más mi tiempo y mi atención. Aun así, de vez en cuando me gusta viajar a Japón, aunque sea mentalmente, para conocer un poco más esa cultura que tan desconocida es para mí. Y eso incluye la literatura. Y aquí viene el conflicto: me había acercado a las novelas pero jamás a la poesía. Y me daba respeto, muchísimo respeto, porque no sabía lo que me iba a encontrar. Aun así, decidí arriesgar y pedir esta antología editada por Alba, ya que suele ser una apuesta segura en mi biblioteca.

No me equivocaba. Lo supe en cuanto abrí el libro y leí el prólogo escrito por Juan F. Rivero. Tanto él como Teresa Herrero han hecho un trabajo magnífico, ya no solo de traducción, sino de adaptación al español. Y es que publicar estos haiku exige muchísimo más que una mera traducción, y más si tenemos en cuenta que han escogido poetas que abarcan desde la época clásica hasta casi la actualidad. Como supe después de leer ese prólogo que te menciono, la poesía japonesa sigue unas normas determinadas de métrica y adaptar eso al castellano ha sido un trabajo muy arduo. Por no hablar de que las palabras japonesas a veces esconden significados muy profundos que con una mera traducción literal no se pueden abarcar. Por ello encontramos los poemas en japonés, en japonés con grafía occidental para que podamos leerlos en voz alta y comprobemos el ritmo y la sonoridad, en castellano con una traducción impecable y, en la mayoría de los casos, una nota de pie de página donde se nos dan más detalles sobre ese poema en concreto. A mí esto me ha facilitado muchísimo la lectura, porque en ningún momento he sentido que me estuviera perdido algo, que me faltara información. Tal vez si tú eres un amante de la cultura japonesa ya sabrás que para ellos la luna significa el otoño, o la nieve el invierno, pero yo no tenía ni idea, y si no me hubiera encontrado esas explicaciones me habría perdido más de la mitad de los poemas.

También me gustaría decir que La semilla y el corazón es un libro que no basta con ser leído una única vez. De momento lo voy a dejar en la estantería, pero dentro de unos meses volveré a él. Leeré unos cuantos poemas, tal vez lo que he marcado como los que más me han gustado, y comprobaré si los entiendo de otra manera o si el significado ha cambiado para mí. Sin duda esto es lo que más me gusta de la poesía, que los significados ocultos siguen estando ahí, a la espera de ser encontrados. Y todavía más en el haiku, donde una simple palabra guarda tanto que interpretarla de forma equivocada puede hacer que se entienda todo el poema de la forma errónea.

En definitiva, que estoy eternamente agradecida a Teresa Herrero y a Juan F. Rivero por haber trabajado tan duro en este libro, por habernos regalado esta pequeña joya y por haberla hecho accesible tanto a las personas que son duchas en la cultura japonesa como a personas que, como yo, nunca han sabido muy bien cómo empezar. Gracias por regalarme una forma maravillosa de comenzar.  

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