Ven, te quiero

Reseña del libro “Ven, te quiero”, de Morgane Moncomble

Ven, te quiero

Cuando leí la sinopsis de Ven, te quiero no pude sentir otra cosa que no fuera una curiosidad morbosa por saber más de Loan, Violette y el gran favor. Sí, sí, un favor muy especial. ¿Qué? ¿No sabéis de qué va ese favor? Venga, no me haré de rogar y os chivaré de qué trata todo esto.

Loan y Violette se gustaron desde el día en que se conocieron. Sin embargo, Loan tenía novia, así que nuestros protagonistas dejaron el flechazo a un lado y se convirtieron en los mejores amigos que pueda haber. Pero, pasado un año, la novia de Loan lo deja. Ahora Loan, Violette y Zoé —la mejor amiga de Violette— comparten piso en París. Y Loan y Violette tienen una relación tan amistosa y cercana que cualquiera que los viera desde fuera pensaría que son pareja, pero no, son solo amigos con una relación muy pero que muy estrecha. Hasta que un día Violette comienza a salir con un chico y Loan se encuentra odiando esta nueva situación. Y, de repente, Violette le pide un favor a Loan: desvirgarla. Sí, sí, que se acueste con ella para su “primera vez”. Ella es insegura y está nerviosa, por lo que solo confía en él para que le haga los honores. Además… solo será una vez y luego podrán actuar como si nada hubiera ocurrido, ¿verdad? 

Entonces… ¿será capaz Loan de ayudarla y seguir con su vida como si tal cosa?

No me digáis que no dan ganas de lanzarse sin paracaídas desde la Torre Eiffel para aterrizar dentro de este libro. Además,  reconozco que la ambientación en París también me atrajo mucho desde un primer momento. De verdad, creedme cuando os digo que esta historia tiene más puntos a favor que en contra para convertirse en una lectura entretenida. Y lo cierto es que así ha sido.

Para mí, Ven, te quiero ha cumplido su función: mantenerme enganchada a lo largo de sus casi 450 páginas y hacerme disfrutar y vivir su historia junto a sus personajes. Sin embargo, debo decir que al comienzo le cogí manía a Violette, a pesar de que posteriormente empecé a entender mejor su forma de ser y el por qué de su comportamiento. Por ejemplo, el prólogo nos empuja a ver lo que ocurrió un año atrás para que seamos testigos del momento en el que se conocieron Violette y Loan, atrapados en un ascensor. Y de verdad, no me pudo parecer más superficial, ridícula e infantil esta chica.

No obstante, una vez que la historia arranca alternando capítulos entre presente y pasado, pude conocer los detalles de la ruptura entre Loan y Lucie, cómo se convirtieron en mejores amigos Loan y Violette y fui testigo de momentos de tensión sexual entre ellos que por poco destruyen su amistad. Pero lo más importante es que pude ir desgranando poco a poco la personalidad de Violette, una joven de diecinueve años con dispraxia y problemas de ansiedad. De hecho, la autora consigue que comprendamos a la perfección ese mecanismo de defensa que nuestra protagonista emplea ante situaciones nuevas, su verborrea, sus salidas de tono y, sobre todo, logra que seamos conscientes de lo valiente que es al conseguir dominar sus ataques de ansiedad. Asimismo, hace que nos enamoremos lentamente de Loan, un hombre maravilloso: atento, reservado, paciente, leal y comprensivo.

Y es que Morgane Moncomble no sólo ha escrito una novela refrescante con su punto morboso, sino que también ha sabido reflejar muy bien a través de sus personajes algo tan importante como es el trastorno de ansiedad y la dispraxia, problemas de familias desestructuradas, infidelidades o aquellos asuntos que deben afrontar los jóvenes hoy en día, como son el hecho de poder encontrar un trabajo para el que se han preparado o ser capaces de tener una relación amorosa duradera. Aunque, sin lugar a dudas, el asunto más relevante que se plantea aquí es el paso de la amistad al amor y el sexo entre un hombre y una mujer. Porque, ¿qué pasa si nos enamoramos de nuestro mejor amigo? Desearlo y tener sexo con él, aunque sea solo una vez, ¿destruirá nuestra amistad? Y, ¿de verdad seremos tan fuertes como para acostarnos con él solo una vez? ¿Se convertirá entonces en una costumbre? ¿A dónde nos lleva eso?

En fin, que no hallaréis las respuestas a estas preguntas hasta que no leáis Ven, te quiero, una novela estructurada en tres partes con capítulos a dos manos entre Violette y Loan y varios clichés que siempre funcionan: instalove, friends to lovers, grumpy-sunshine y bajo el mismo techo. Pero lo mejor es que la prosa desenfadada y directa de Morgane Moncomble logrará que os bebáis esta historia de un trago mientras disfrutáis de la belleza de las vistas parisinas desde el salón de casa.

Deja un comentario