El lenguaje de las ballenas, de Begoña Abad

No hace muchos días presentaba en mis redes sociales la portada del poemario de Begoña Abad que hoy les traigo, El lenguaje de las ballenas, diciendo que: “Ya tocaba volver a Begoña Abad, tocaba volver a la poesía que me golpea el alma, volver como quien dice… A casa”.

Y lo decía porque es absolutamente cierto. Leer a esta poeta me remueve por dentro, escribe cosas que me interesan y me emocionan, y de eso se trata para mí la poesía, de coger tu vida y convertirla en Vida y hacérsela sentir a los demás y  ¡Ay, qué difícil es conseguir eso!

Para muchas personas Begoña Abad siempre será la creadora de “La medida de mi madre”, a todas esas personas les pido que sigan leyendo a esta mujer, y que si tienen la oportunidad de ir a algún recital poético en el que ella participe, no lo pasen por alto, mucho menos si es algún pequeño encuentro donde su voz les llegue para que puedan notar como es capaz de traspasar la piel. No muchas personas que escriben poesía tienen el gran don de ser rapsodas de su propia obra.

Una gran mujer y especial poeta que sabe “dar vuelta a la vida como a los calcetines”, que sabe escuchar, consolar, sabe leer en los ojos de la gente y sabe curar las heridas de vivir… Con palabras… Muchas personas tienen ese don de saber curar con las palabras. Luego están las otras, las que saben dañar también con las palabras, y hasta con las miradas…

Un día escribí un libro, yo no lo sabía.
Un día encendí una luz
en la frente de un hombre, no lo supe.
Un día sin saberlo,
salvé un instante feliz de morir ahogado.
Hoy mismo he escuchado
la más hermosa declaración de amor
sin darme cuenta.
Un día decidí dejarme crecer la vida
y aún no sé hasta cuándo.
Tampoco sabía, cuando nací,
nada de lo que pasaría
y ya ves…

Un día alguien me dijo que Begoña Abad es una escritora o poeta de “andar por casa” y yo le contesté que sí, que en mi casa anda por todas partes, en la habitación de mi hija hay uno de sus poemarios dedicado, en el salón suelo tener alguno de sus libros, en mi habitación hay un lugar en el que están tan solo un puñado de mis poemarios favoritos y allí hay alguno de Begoña, y naturalmente en mi biblioteca está el resto de la obra de esta poeta, así que le dije que sí, que es una poeta de andar por casa… De ese tipo de poetas que todos aspiramos a ser.

Todo ser humano ha visto más lejos.
Hay quien cierra los ojos ante esa belleza.
Hay quien vuelve al sueño de vivir.
Y hay quien cae enamorado para siempre,
esa es la diferencia.
Esos son lo que andan bordeando el riesgo
de ser tenidos por locos
y ahuyentan con su luz
el desorden, las tinieblas y el miedo.

Que sí, Begoña, que yo quiero ser de esas personas que llevan luz y alegría, y quiero poner desorden en mi vida interior, seguir estando loca de amor por él y loca de dolor por lo que veo alrededor y me duele, porque sí, porque quiero que el dolor ajeno me siga doliendo, porque en definitiva quiero seguir conociendo a gente y aprendiendo idiomas, de la misma manera en la que, a través de esta bella edición de PREGUNTA, me has enseñado “El lenguaje de las ballenas”.

Espero, sinceramente, que muchos lectores también tengan a Begoña Abad andando por sus casas y si no es así, yo les recomiendo que le vayan comprando unas zapatillas y le hagan un hueco en sus casas y en sus vidas.

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