La flor del rayo

Reseña del libro “La flor del rayo”, de Juan Manuel Gil

La flor del rayo

La flor del rayo, de Juan Manuel Gil, es una de esas novelas que abro por la premisa (el bloqueo de un escritor), pero me engancho por la forma de narrar. Y me he dado cuenta de que es precisamente esa clase de libros la que me suele encantar. Así que ha resultado ser una lectura mucho más grata de lo que preveía.

¿De qué va La flor del rayo para que me decidiera a leerlo? Pues de un escritor que, tras ganar un gran premio, se siente engullido por el miedo de que su próxima novela no cumpla las expectativas. Eso lo lleva a bloquearse, hasta que un día, paseando a Boludo (su perro y protagonista de la cubierta), ve una ambulancia delante de una casa vieja próxima a la suya. A quién han atendido y por qué hay un hombre llorando son las primeras preguntas que le surgen a raíz de esa escena. Pese a las quejas de sus familiares (que ya están hartos de sus desvaríos literarios), empieza a tirar obsesivamente del hilo en busca de inspiración. Y ni él ni los de su alrededor saldrán indemnes de sus alocadas pesquisas.

¿Y por qué digo que lo que engancha es la forma de narrar de Juan Manuel Gil? Porque esta historia nos la cuenta en primera persona, ya que él mismo (o una versión literaria de él mismo) es el protagonista, y como suele ser habitual en sus obras, entremezcla personas de su entorno (su mujer, su madre, su psicóloga, su padre, su hermano…) y sus vivencias reales con otras de su invención con tal soltura que no sabemos dónde acaba la realidad y empieza la ficción, pero tampoco nos importa. A través de esa cotidianeidad vista desde ojos literarios y de esas conversaciones a primera vista intrascendentes, nos va dejando grandes lecciones sobre el amor, el dolor, la pérdida y, en definitiva, la vida.

Aunque lo que acabo de decir suene algo solemne, en La flor del rayo, además de muchas frases para enmarcar, hay grandes dosis de humor y parodia. Esta mezcla ha conseguido que me bebiese la novela (que supera las cuatrocientas páginas) en tres días y que sintiera continuamente pellizcos en el corazón. El combo perfecto para que una novela cale en mí.

Si bien es cierto que La flor del rayo tiene elementos de sobra para que cualquier lector se pueda sentir identificado, obviamente, por la premisa que ya he comentado, lo que más peso tiene en lo que se relata es la literatura en sí misma, lo que supone ser escritor. De hecho, en alguna entrevista, el autor ha asegurado que se trata de una declaración de amor a la literatura. Por eso, la recomiendo sobre todo a los escritores; a esos que han tenido un bloqueo alguna vez, a esos que son incapaces de entender la realidad sin pasarla por el tamiz de la ficción.

Sin duda alguna, le seguiré la pista a Juan Manuel Gil, un autor capaz de extraer de lo mundano aquello que más nos remueve.

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