Los desposeídos, de Ursula K. Le Guin

Los desposeidos«Tienes que leer a Ursula K. Le Guin». No sé cuántas veces habré escuchado esta frase en los últimos diez años. La primera vez, ni siquiera me quedé con el nombre. Pensé que el chico que me hablaba apasionadamente de Cuentos de Terramar solo me estaba recomendando su libro favorito. Pero el nombre de Ursula K. Le Guin continuó apareciendo en charlas literarias con otros escritores, que la mencionaban como uno de sus referentes. ¿Por qué no salía su nombre a relucir cuando hablaba con lectores? Aunque uno no sea lector de fantasía, conoce a Tolkien, Michael Ende o G. R. R. Martin, y no hace falta haber abierto un libro de ciencia ficción para nombrar a Ray Bradbury, George Orwell o Isaac Asimov como autores representativos. ¿Por qué a Ursula K. Le Guin no la conocía el gran público? Simplemente, por ser mujer, y ya se sabe que, sobre todo la ciencia ficción, es cosa de hombres.

Por fortuna, ahora se están remediando estas lagunas del canon literario. La editorial Minotauro pone su granito de arena reeditando varias obras de Ursula K. Le Guin. Hace unos meses, mi compañero Roberto Moro te habló de La mano izquierda de la oscuridad, y hoy yo reseño Los desposeídos.

La historia comienza cuando el físico Shevek llega a Urras, un planeta en el que conviven varios regímenes. Entre ellos, destaca el capitalismo y una sociedad ácrata aislada por un muro. Es inevitable acordarse del famoso Muro de Berlín, no hay que olvidar que Le Guin escribió Los desposeídos en 1974. El protagonista es originario de su luna, Anarres, donde expulsaron a los anarquistas dos siglos atrás. Quiere conocer de primera mano ese lugar, para saber cuánto hay de verdad en lo que le han contado y en lo que ha leído. Como dice en un momento dado: «Nosotros los ignoramos a ustedes, ustedes nos ignoran a nosotros. Ustedes son nuestra historia. Nosotros somos quizá el futuro de ustedes. Yo deseo aprender, no ignorar. Este es el motivo de mi venida». Su deseo es fomentar la comunicación entre ambos mundos, pero ¿acaso es posible? Como dice más adelante: «Nos destruirán antes de admitir nuestra realidad, ¡antes de admitir que hay alguna esperanza! No podemos ir hacia ustedes. Solo podemos esperar ustedes vengan hacia nosotros».

A lo largo de la novela, se alternan los capítulos dedicados a Urras y Anarres. En los de Urras, descubrimos el planeta a través de los ojos de Shevek, que se sorprende con cada detalle de esa sociedad que nada tiene que ver con la suya. En los capítulos de Anarres, retrocedemos en el tiempo para saber cómo era su vida en su mundo. A través del extrañamiento del protagonista y de sus conversaciones con el resto de los personajes, Ursula K. Le Guin hace un retrato vívido de ambas realidades, ahondando en cada una de las grandes cuestiones de la humanidad: «El problema del hombre es siempre el mismo. Supervivencia. Especie, grupo, individuo».

Contrapone ambas visiones para reflexionar sobre la autoridad, la libertad, las relaciones laborales, la propiedad, los vínculos familiares, la moral, la concepción del tiempo, el papel de la mujer, etc., y en cómo la ecología condiciona estos aspectos y en cómo estos aspectos configuran el lenguaje. Y lo hace sin caer en maniqueísmos, pues no hay sistema perfecto ni verdad absoluta.

Los desposeídos es un análisis sociopolítico tan rico en matices y tan inteligente en su planteamiento y desarrollo que deja sin palabras. Pocos autores son capaces de crear una obra de estas dimensiones. Ya no me cabe duda de que Ursula K. Le Guin es una de las grandes, dentro de la ciencia ficción y de la literatura en general. Así que me uno a las palabras de todos aquellos que me la recomendaban: «Tienes que leer a Ursula K. Le Guin».

2 comentarios en «Los desposeídos, de Ursula K. Le Guin»

  1. Lo interesante del libro es que notamos el basto conocimiento que Le Guin tenía acerca del anarquismo, además de que trasluce su simpatía a dicha ideología.
    También desconocía a Úrsula, de pura casualidad me acerqué a sus textos mediante un libro de cuentos titulado Las doce moradas del viento y desde ahí me atrapó. Sin embargo, La mano izquierda de la oscuridad no me gustó tanto, aunque sí me encantó El nombre del mundo es bosque… Ojalá puedas leerlo para poder comentar algo al respecto.

    Gracias por las reseñas.

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