Reinas del abismo, de VV. AA.

Reinas de abismoHe aquí un libro creado para captar todas las miradas (es cierto que ese debería ser siempre el objetivo, pero reconozcamos que solo en unos pocos se mira tanto cada detalle): un título sugerente (Reinas del abismo); una portada, cuanto menos, peculiar (preciosa, dirán unos; turbadora, dirán otros al ver tanto muñeco de porcelana junto) y encuadernación en tapa dura con marcapáginas de tela. Aunque, como no podía ser de otra manera, el verdadero tesoro se encuentra en su interior, donde se reúnen dieciséis relatos de las escritoras pioneras del cuento de lo extraño.

Hay decenas de antologías de cuentos sobrenaturales de uno o varios autores. La peculiaridad de Reinas del abismo, más allá de que solo aparezcan escritoras, es que se han escogido historias bastante desconocidas, incluso de las autoras con más renombre. Algunos relatos solo se publicaron en revistas pulp del momento, pero con esta edición maravillosa, Impedimenta los ha rescatado del olvido.

Mary E. Braddon (1888), Marie Corelli (1913), Edith Nesbit (1893), Frances Hodgson Burnett (1915), Marie Belloc Lowndes (1920), Alicia Ramsey (1919), May Sinclair (1923), Marjorie Bowen (1949), Greye La Spina (1949), Sophie Wenzel Ellis (1933), G.G. Pendarves (1929), Lady Eleanor Smith (1932), Jessie Douglas Kerruish (1931), Margaret St. Clair (1952), Mary Elizabeth Counselman (1951) y Leonora Carrington (1943) son las maestras que descubrimos o redescubrimos en Reinas del abismo. Como antesala a sus relatos, se presenta a cada una de ellas con una brevísima biografía, que resume su trayectoria personal y literaria y los temas recurrentes de sus obras. Cabe destacar que muchas escaparon de la pobreza gracias a la escritura, un gran logro entonces y ahora, pese a que no se las recuerde como se merecen.

Esta selección de relatos ha buscado la sencillez por encima de los recursos embellecedores y efectistas. Las dieciséis autoras potenciaban la ambientación a través de la sutileza y la psicología de los personajes para que resultaran creíbles. ¿Acaso hay algo más desasosegante que una historia sobrenatural que, por momentos, parece posible?

Al leer una tras otra, se aprecia la propia evolución del terror, desde el periodo gótico y victoriano tardío hasta los albores del siglo XX, cuando se difuminan las fronteras entre géneros, cuando no saltan por los aires. Porque en Reinas del abismo hay cuentos fantasmales, pero también trastornos psicológicos, alegorías religiosas e incursiones en la ciencia ficción. Los primeros, de tintes góticos, me resultaron más predecibles, con sus apariciones, amores imposibles más allá de la muerte u objetos malditos. Pero, incluso con los elementos típicos de este tipo de historias, algunos poseían giros inesperados o enfoques originales. Y esa sorpresa aumentaba en los relatos de ya entrado el siglo XX. Quizá por eso mis favoritos sean dos de los últimos: «La isla de las manos», de Margaret St. Clair, y «Los indeseados», de Mary Elizabeth Counselman, al que Mike Ashley (encargado de la introducción y la edición de Reinas del abismo) define como «el más tierno que publicó nunca la revista Weird Tales».

Los relatos de Reinas del abismo consiguen un equilibrio poco habitual entre el regusto clásico y el soplo de aire fresco. La magnífica edición está a la altura de las dieciséis maestras de lo inquietante que acoge entre sus páginas.

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