Todos sabemos que el verano es de las mejores épocas para leer libros pendientes, sobre todo por el tiempo libre, la tranquilidad y la relajación que dan las vacaciones o las reducciones de jornada en los trabajos. Por eso, sabía que esta sería la mejor época para leer este libro de cuentos de los grandes escritores de la literatura rusa. Y debo admitir que aunque apenas he leído a este conjunto de autores, este libro ha sido una gran oportunidad de empezar a conocer mejor su obra.
Sentado como cada tarde en el jardín de aquella casa triste de provincias, el anciano Akim Efímovich dejaba pasar las horas abrazado a un pequeño libro cerrado del que jamás se separaba, pero que ya nunca abría dado lo avanzado de su pérdida de visión. Sin embargo le hacía compañía y, a diferencia de todo lo demás que se la había hecho en el pasado, no le había abandonado. Pasaba las tardes abrazado a su libro cerrado y mirando todas las cosas que ya no estaban, miraba las alegres reuniones, las partidas de cartas, el samovar, los partidos de lawn tennis, en fin, la vida que había en el jardín cuando el jardín estaba vivo y le visitaba alguien más que Iván Antonovich, el anciano médico que cada tarde pasaba por allí y, sentado en el tocón del cerezo que hacía las veces de lápida y notario de la difunta alegría de otros tiempos, demostraba que la edad había despojado su concepto de la compañía de todo accesorio diferente del vodka.… Leer la reseña completa del libro "Chéjov comentado" “Chéjov comentado”
Un clásico que, tras su aparente sencillez, oculta una historia profundamente humana.
Poco importa que se trate de uno de los momentos más intensamente vividos, o de una de esas situaciones que por su trascendencia deberían permanecer para siempre en la memoria; cuando intento recordar, los rostros se desdibujan y las palabras se confunden. Sin embargo, ciertos detalles sin importancia permanecen intactos: el olor de una sala de espera, el estampado de un vestido, la tibieza del sol en una tarde de invierno…