¿De quién es la culpa?, de Sofía Tolstaia

De quién es la culpa¿De quién es la culpa?

Ese es el título que Sofía Tolstaia le da a su libro.

Hoy diría que mía es la culpa de no haberme preocupado antes de conocerla, y eso habría sido tan fácil como haber profundizado más en la biografía de Tolstoi, porque antes pasaba eso, te dejabas llevar por la obra sin pensar o sin conocer al autor. Separando claramente una cosa de la otra.

He leído este libro con una inmensa curiosidad, sin saber nada de esta mujer, y desde luego sin haber leído ninguna biografía en condiciones ni de ella ni de Tolstoi más allá de eso que “todo el mundo sabe”. Y es que no soy yo una experta en literatura rusa (tampoco lo soy de ninguna otra cosa) pero he leído Guerra y Paz y naturalmente he leído, y a demás les he hablado de Anna Karénina.

Así que como les digo llegué a este libro libre de prejuicios ante la vida del matrimonio Tolstoi.

Según leía el libro tuve que ir en alguna que otra ocasión a la solapa de la portada para asegurarme que la autora había nacido en 1844, porque verán, su pensamiento y su forma de ver la vida me resultaban extraordinarias para una mujer de su tiempo.

Claro que no estamos hablando, como suele ocurrir, de una mujer cualquiera de su época. Que ahora ya he aprendido mucho sobre ella, era una de las tres hijas de Liubov Aleksándrovna Islávina que fue el médico de la corte imperial rusa. Es curiosa la suerte que solían tener, en cuanto a formación, aquellas que tenían la “suerte” de ser de buena familia y no tener hermanos varones.

Sofía era también escritora y sobre todo, una gran amante de la filosofía, y por ello una gran pensadora. Conoció a Tolstoi cuando ella tenía 18 años, tras un rapidísimo noviazgo se casaron una semana después de prometerse. Sofía tuvo 13 hijos, y además de ser madre, seguía escribiendo, y sobre todo hacía las copias y correcciones de los libros de su marido ¡Hasta siete veces debió copiar y corregir Guerra y Paz!

Según cuentan, Tolstoi, que era 18 años mayor que Sofia, la obligó a leer sus diarios personales la noche de bodas, en los que él hablaba de todas sus relaciones amorosas pasadas, lo que ella leyó debió ser impactante, pero no tanto como lo que pudo leer años después al tener que copiar los Diarios para su publicación.

En 1890 Sofía Tostaia, en sus propios diarios, escribiría:

“Hoy he copiado los diarios de Lióvvochka, hasta un punto que dice: “El amor no existe, tan solo la necesidad carnal de comunicación y la necesidad razonable de una compañera para la vida”. Si hubiera leído este juicio hace veintinueve años, no me habría casado con él”

Yo que era, naturalmente, una enamorada de Anna Karenina, lo sigo siendo, pero ahora lo entiendo mejor, en esa obra hay mucho de Sofía, y no, por supuesto que no digo que ella fuese la que escribió la obra, pero sí está ella en ese libro, su pensamiento sobre el amor… En ¿De quién es la culpa? He visto fragmentos de sus vidas y de las vidas de los protagonistas de la obra de Tolstoi.

Sofía escribe este libro en tercera persona, su protagonista es Anna, una casi niña que se casa con un príncipe muy culto y mucho más mayor que ella ¿Les suena? Ella sueña con amores espirituales, y es por ello que el poder de las palabras del príncipe Prozorski sobre el alto sentido de su amor y la alta estima que tiene por ella y por todo lo que ella hace y piensa, hacen que Sofia se sienta tremendamente enamorada de él.

¿De quién es la culpa? Es un libro en el que Sofía a través de Anna, nos cuenta como debió ser su vida, que probablemente fue muy parecida a lo que aquí vemos. No obstante tengo pendiente leer ahora todo lo que mi amigo Andés Barrero, escritor, amigo y excelente reseñista especializado en literatura rusa, ponga en mis manos.

¿Es este el destino de la mujer?, pensaba Anna. “¿poner el cuerpo a disposición de un niño de pecho y luego del marido? Uno detrás de otro, ¡siempre! Pero ¿dónde está mi vida? ¿Dónde está mi yo? ¿Ese auténtico yo que una vez aspiró a elevarse y servir a Dios y a sus propios ideales? Rendida, exhausta, sucumbo. No tengo vida propia, ni terrena ni espiritual…”

Esto que nos dice Sofia Tolstaia (nacida en Rusia en 1844), en ¿De quién es la culpa?, podrían ser las preguntas que se hacía Woolf nacida en Inglaterra en 1882, en su reflexiones en esa habitación propia que tanto reivindicó, con sus distintas historias y vidas. Lo lamentable es que el libro me haya parecido tan actual, que aun nos estemos preguntando tantas veces ¿Dónde está mi vida o dónde está mi yo?

Les recomiendo el libro, naturalmente, y les recomiendo que lean con atención ese apéndice final que nos ofrecen Marta Rebón y Ferran Mateo, y que una vez leído, (y si no han leído a Tolstoi, lo hagan), no dejen de lado las biografías y diarios de ambos, porque éste es otro claro caso en el que detrás de un gran escritor nada podría haber sido posible sin la existencia en su vida de esta mujer, madre de sus hijos, copiadora de sus libros, escritora, economista de la casa… Y es por ello que este libro, como muchas otras obras de Sofía Tolstaia, no aparecieron hasta que no se empezara a preguntar cosas como estas… y otras muchas:

No les había dicho nada, pero la portada en una pasada, es una ilustración de Sofía y de lev que ha seleccionado la editorial Xordica del pintor Natalio Bayo… Yo vivo rodeada de obras de este pintor, exactamente en mi despacho hay varios… Y en su día gané un premio y una editorial me regaló otro cuadro de este artista. Ese está en mi casa en un lugar muy especial. Y ahora, este libro también pasa a formar parte de mi biblioteca, pero en esa sección de libros también muy especiales.

 

2 comentarios en «¿De quién es la culpa?, de Sofía Tolstaia»

  1. Hola Susana. Estupenda reseña, me estoy acordando de creo que “El mundo de ayer” de Zweig, en el que contaba cómo a finales del siglo XIX y principios del XX, Tolstoi era para los escritores occidentales como un Dios, incluido para él. Tolstoi les aportaba cosas que no les daba la literatura occidental. Una de las razones que cuentan de esto era por cómo abordaba las relaciones humanas y el deseo sexual, que para ellos era, en concreto en lo referente a lo sexual, como lo era en la sociedad de su tiempo, un tabú y si lo trataban, lo disfrazaban de alguna forma edulcorando la realidad, eso Tolstoi no lo hacía, aunque no gustase a su mujer. Entre estos admiradores estaba un tal Romain Rolland, que tenía tal fascinación por Tolstoi que escribió un libro que se llama “Vida de Tolstoi” que no te recomiendo nada, jajaja, porque si lo lees vas a querer leer cada uno de los libros de Tolstoi. La escena esa de la novela de Ana Karenina en la que Levin se declara a su mujer, en ese juego de las adivinanzas, estaba sacado precisamente de cómo ellos se declararon. Ahí ya te das cuenta que ella debía ser una persona de lo más interesante, así que me creo todo lo que dices y me alegra mucho que haya salido algo de ella. También se comentaba que ella fue muy criticada a la muerte de Tolstoi, pero todo parece que fue por intereses, pero afortunadamente se le hizo justicia después. Recuerdo también y hablo de memoria, que Tolstoi escribió un libro que se llama “Vida matrimonial” que parece ser que tiene mucho o todo que ver, en cómo él vivió las diferentes etapas del amor matrimonial.
    A mí me quedó la idea de que a ella no le quedaba más remedio que tener los pies en la tierra, como un contrapeso en lo que supone tener 13 hijos que criar y un marido de gran talento, pero que le daba poca importancia a las cosas superficiales, materiales pero con muchas debilidades.
    Me cayó muy bien, la verdad. Y a él se le agradece la sinceridad.
    Lamento que me haya quedado esto tan largo.
    Un abrazo.

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