Ulises

Reseña del libro “Ulises”, de James Joyce

Tengo que decirles que ésta ha sido una relectura de Ulises de James Joyce. Y tengo que reconocer que es como si hubiese sido mi primera vez.

¿Qué hacemos leyendo determinados libros cuando no tenemos ni la cultura ni experiencia vital suficiente para comprender? Entonces lo leí porque había que leerlo. Que conste que nadie me obligó, pero sentí que si iba a hablar de libros de una forma abierta y pública debía leer esos libros que todo el mundo cree que hay que leer o dicen que han leído.

Pero la literatura no es así. Muchos de los que me conocen saben que he abandonado libros a los que he vuelto varias veces porque no conseguía cogerles el punto, no había comunicación entre el libro y yo, y eso supongo que solo era soberbia, no quería reconocer que, como se dice al final de una relación “el problema es mío, no tuyo”.

Ahora he leído el Ulises. Después de haber leído a Homero, y sobre todo después de entender por qué decía Italo Calvino que había que leer a los clásicos, esos libros que siempre tienen algo más que decirnos.

También ahora que he ido más allá de La muerte en Venecia y me adentré en aquella Montaña mágica que tanto tiempo llevaba en mis estanterías… He leído a los grandes autores rusos, he leído poesía más allá de Bécquer y Machado, y he leído a Virginia Woolf.

También he releído en estos últimos años El Quijote y Madame Bovary, y también me han parecido otros libros y me han hablado de otros quijotes y otras muchas emmas que habitan en el Quijote y la Emma que yo conocí.

Ahora que entiendo que cada vez que lea Crimen y castigo será como leerlo de nuevo y que nunca me dirá lo mismo, ahora debía ser el momento de adentrarme de manera seria en el Ulises.

Leo ahora el Ulises, este año que además se cumplen cien años de su publicación.

¡Este era el año!

Además las editoriales nos están haciendo bonitas ediciones como esta de Lumen que he tenido entre las manos. Está claro que este debía ser el momento de esta relectura, porque ahora he entendido más (o no) y he disfrutado más (eso sí).

En ocasiones parece que me perdía pero retomaba la lectura en voz alta cuando aparecían fragmentos como este:

“La famélica gaviota
sobre el agua turbia flota.

Así es como escriben los poetas, similar sonoridad. Pero en cambio Shakespeare no tiene rimas:

verso blanco. El fluir de la lengua, eso es. Los pensamientos. Solemnes.

Hamlet, soy el espectro de tu padre
condenado a vagar por este mundo.

_ ¡Dos manzanas un penique! ¡Dos por un penique!

Su mirada sobrevoló las lustrosas manzanas alineadas en el puesto. Deben de ser australianas en esta época del año. Cáscaras relucientes: les saca brillo con un trapo o con un pañuelo.

Espera. Esos pobres pájaros.

Se volvió a parar y le compró a la vieja de las manzanas dos pasteles de Banbury por un penique y rompió la pasta quebradiza y tiró los pedazos al Liffey. ¿Lo ves? Las gaviotas se dejaron caer en silencio, dos, después todas desde sus alturas, precipitándose sobre la presa. Desapareció. El último bocado. Consciente de su codicia y su astucia, se sacudió las migas polvorientas de las manos. Nunca se lo esperaban.”

Con ello retomaba no solo el ritmo y el gusto por los sonidos literarios, sino que me ayuda a centrarme en el personaje que me está hablando o a ir situando cada lugar a través del plano de Dublín, cierto es que haber paseado por esas calles me hace recordar momentos muy felices. Ha sido curioso que después de años dejando que ronden por mi cabeza Leopold Blooom, Stephen Delalus, o Molly, no estuviesen presentes en mi primer viaje a Dublín, es ahora cuando, con este plano de la vieja ciudad que acompaña a este ejemplar de Lumen me he centrado más, lo he visto, quizá más claro… Quizá.

Ahora viene la parte más personal.

Verán, yo tuve una hija que nació un 16 de Junio, sí, así con mayúsculas, y quienes leen las reseñas que escribo saben que soy una auténtica “austeriana”, vivo de las casualidades de la vida, y que en el Ulises, este enorme libro escrito por James Joyce, todo pase en un día y ese día sea un 16 de Junio porque él conoció a su mujer un día como ese, pues ya es volver a él de otra manera. Con otra mirada ¿Qué cosas pueden pasar un 16 de Junio además de nacer mi hija para la suerte de este planeta?

Lumen ha publicado la traducción, ya clásica, de José María Valverde que obtuvo el Premio Nacional de Traducción de 1976, él mismo la revisó en 1988, y en esta nueva edición nos encontramos con el prólogo y revisión de Andreu Jaume que nos va a llenar de entusiasmo, de tanto entusiasmo y claridad que vamos a pensar que todo va a ser fácil, pero nada de eso luego llegará la dura realidad. Finalmente terminas con Molly de fondo y piensas que ya está hecho.

Pero sé que no, y que es posible que dentro de unos años, y muchos más libros, y mucho más tiempo, y muchas más ganas, volveré a él, porque es cierto que este libro es como literatura en toda la extensión de la palabra. Entretenimiento, diversión, prosa, verso, teatro, historia, acción, reflexión… Y todo en un día que puede durar toda una vida.

Ni más, ni menos.

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