
Me gusta leer poesía porque siempre encuentro un poquito de verdad en cada verso. Normalmente los autores intentan camuflar su sinceridad con metáforas o historias ocultas y que hacen difícil vislumbrar aquello que de verdad hay que ver. Cuando leo poesía me siento un poco detective: voy buscando detrás de cada verso, de cada palabra aquello que está escondido y que pide a gritos salir a la superficie. Así que esta vez, con Las falsas imágenes, no iba a ser diferente. Su autor me mandó este libro en formato digital hace un par de semanas y al día siguiente ya…